12 de octubre 2018 | 5:00 am
Para entender el presente de un partido político basta con voltear a sus orígenes y algo similar sucede para prever su futuro. Tal es el caso del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la lucha interna que, a poco más de un mes del inicio de la 64 Legislatura en el Congreso, se hace cada vez más notoria.
El corto tiempo en que se ha consolidado en el mapa político el partido que ostentará el poder federal a partir del 1 de diciembre ha sorprendido a propios y extraños, pero también implica riesgos, de acuerdo con especialistas.
La lucha interna surgida en Morena se hace cada vez más evidente. Las diferencias entre personajes como Mario Delgado y Dolores Padierna, o Ricardo Monreal y Martí Batres, que han justificado como parte del quehacer legislativo y la diversidad al interior de la organización, van marcando distanciamientos.
Para analistas políticos, el hecho de no saber manejar la pluralidad interna de Morena podría desencadenar en el surgimiento de distintas tribus que peleen por el control y convertirse en una dificultad que al paso del tiempo puede representar una amenaza.
Un ejemplo es lo ocurrido con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual se fundó por personajes de distintos sectores y corrientes políticas, lo que provocó que se convirtiera en una institución con varias tribus internas que complicaba la toma de decisiones.
Un rompecabezas de viejas prácticas
Darle la bienvenida a miembros que ‘representaban aquello que criticaban, como personajes con pasado turbio y enemigos de Morena y revivirlos sin más’ contradijo los principios que el tabasqueño había esgrimido, dijo en entrevista José Antonio Crespo, analista político.
Aunque el también historiador asegura que no por uno o dos actos se puede determinar que todo va a ser así, no ve gran disparidad entre los partidos políticos en cuanto a honestidad, congruencia y corrupción en sus filas.
Morena generó una expectativa de que iban a hacer las cosas de manera distinta y se demostró lo contrario en la primera sesión del Senado, donde la mayoría respaldó la licencia de Manuel Velasco, acción que se distancia mucho de lo que representa el partido, agrega.
Van a actuar cuando lo necesiten como lo hacía el PRI
José Antonio Crespo, analista político
Que Morena se posicione como una alternancia de cambio “no depende de la calidad moral de los partidos sino de la fortaleza de las instituciones democráticas de contrapesos para una vigilancia mutua y la aplicación de sanciones a quienes incurran en el abuso del poder, así como brindarle instrumentos a la ciudadanía para castigar los excesos de los políticos”, consideró el analista.
Los millones de personas que han creído el discurso de valores y honestidad que el presidente electo ha manifestado ‘van a empezar a ver poco a poco que no era así’, señaló.
La unidad está a prueba
El corto tiempo en que Morena tuvo que constituir una estructura nacional representa una situación mucho más grave por la gama ideológica de los miembros de todos los partidos y sectores que acoge, considera Alberto Olvera, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana.
Si bien una falta de identidad y unidad entre los militantes de Morena puede ser un factor problemático, el especialista indica que solo podría ser unificado por el fuerte liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.
Uno de los grandes retos para el presidente electo de México es la disciplina que imponga en su formación, la cual puede mantener o desestimar la coherencia con el discurso que ha predicado; sin embargo, si esa capacidad se ve sobrepasada, los conflictos entre grupos y fracciones irán en aumento hasta traducir una ruptura.
Los momentos clave para tener un panorama más amplio en cuanto a la dinámica y disciplina impuesta por el líder morenista será durante la aprobación del Presupuesto 2019 y la definición de los cambios en la Ley Federal de Administración Pública.
Si Andrés Manuel logra que salga la agenda mínima necesaria sin mayores conflictos, evitará en el corto plazo una crisis de su partido
Alberto Olvera, investigador
Sin canales contra conflictos
Salvador Mora, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que Morena es un partido altamente personalista con poca capacidad institucional, por lo que carece de los canales para resolver sus conflictos internos.
En su última asamblea, Morena jugó a la necesidad de evitar reconocer la existencia de facciones y grupos internos, sin embargo la práctica cotidiana de este partido refleja que es un hecho consustancial que no alcanza a tener canales institucionales para resolver conflictos
Salvador Mora, experto político
Para el analista, otro factor que se comienza a notar conforme surgen las diferencias entre sus integrantes es que hay una ausencia de liderazgos que cuestionen las decisiones, principalmente las que vienen del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
El gran desafío de Morena: mantener la unidad ante las tribus
Andrea Villar
andrea.ornelas@elceo.com
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12 de octubre 2018 | 5:00 am
Para entender el presente de un partido político basta con voltear a sus orígenes y algo similar sucede para prever su futuro. Tal es el caso del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la lucha interna que, a poco más de un mes del inicio de la 64 Legislatura en el Congreso, se hace cada vez más notoria.
El corto tiempo en que se ha consolidado en el mapa político el partido que ostentará el poder federal a partir del 1 de diciembre ha sorprendido a propios y extraños, pero también implica riesgos, de acuerdo con especialistas.
La lucha interna surgida en Morena se hace cada vez más evidente. Las diferencias entre personajes como Mario Delgado y Dolores Padierna, o Ricardo Monreal y Martí Batres, que han justificado como parte del quehacer legislativo y la diversidad al interior de la organización, van marcando distanciamientos.
Para analistas políticos, el hecho de no saber manejar la pluralidad interna de Morena podría desencadenar en el surgimiento de distintas tribus que peleen por el control y convertirse en una dificultad que al paso del tiempo puede representar una amenaza.
Un ejemplo es lo ocurrido con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual se fundó por personajes de distintos sectores y corrientes políticas, lo que provocó que se convirtiera en una institución con varias tribus internas que complicaba la toma de decisiones.
Un rompecabezas de viejas prácticas
Darle la bienvenida a miembros que ‘representaban aquello que criticaban, como personajes con pasado turbio y enemigos de Morena y revivirlos sin más’ contradijo los principios que el tabasqueño había esgrimido, dijo en entrevista José Antonio Crespo, analista político.
Aunque el también historiador asegura que no por uno o dos actos se puede determinar que todo va a ser así, no ve gran disparidad entre los partidos políticos en cuanto a honestidad, congruencia y corrupción en sus filas.
Morena generó una expectativa de que iban a hacer las cosas de manera distinta y se demostró lo contrario en la primera sesión del Senado, donde la mayoría respaldó la licencia de Manuel Velasco, acción que se distancia mucho de lo que representa el partido, agrega.
José Antonio Crespo, analista político
Que Morena se posicione como una alternancia de cambio “no depende de la calidad moral de los partidos sino de la fortaleza de las instituciones democráticas de contrapesos para una vigilancia mutua y la aplicación de sanciones a quienes incurran en el abuso del poder, así como brindarle instrumentos a la ciudadanía para castigar los excesos de los políticos”, consideró el analista.
Los millones de personas que han creído el discurso de valores y honestidad que el presidente electo ha manifestado ‘van a empezar a ver poco a poco que no era así’, señaló.
La unidad está a prueba
El corto tiempo en que Morena tuvo que constituir una estructura nacional representa una situación mucho más grave por la gama ideológica de los miembros de todos los partidos y sectores que acoge, considera Alberto Olvera, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana.
Si bien una falta de identidad y unidad entre los militantes de Morena puede ser un factor problemático, el especialista indica que solo podría ser unificado por el fuerte liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.
Uno de los grandes retos para el presidente electo de México es la disciplina que imponga en su formación, la cual puede mantener o desestimar la coherencia con el discurso que ha predicado; sin embargo, si esa capacidad se ve sobrepasada, los conflictos entre grupos y fracciones irán en aumento hasta traducir una ruptura.
Los momentos clave para tener un panorama más amplio en cuanto a la dinámica y disciplina impuesta por el líder morenista será durante la aprobación del Presupuesto 2019 y la definición de los cambios en la Ley Federal de Administración Pública.
Alberto Olvera, investigador
Sin canales contra conflictos
Salvador Mora, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que Morena es un partido altamente personalista con poca capacidad institucional, por lo que carece de los canales para resolver sus conflictos internos.
Salvador Mora, experto político
Para el analista, otro factor que se comienza a notar conforme surgen las diferencias entre sus integrantes es que hay una ausencia de liderazgos que cuestionen las decisiones, principalmente las que vienen del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
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Andrea Villar
andrea.ornelas@elceo.com
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