Petróleo: se acerca el fin de su racha alcista y para México es un arma de doble filo

16 de octubre 2018 | 5:00 am

La racha alcista de los precios del petróleo podría acabar pronto. Los temores escalaron por los recientes desencuentros entre Estados Unidos y Arabia Saudita.

Desde inicios del 2015 a la fecha, el precio del crudo WTI –referente de la mezcla mexicana– ha subido 173%, mientras que el crudo del Mar del Norte –referente del Brent–, ha escalado 190%. Al cierre del lunes, finalizaron en 71.68 y 80.80 dólares por barril, respectivamente.

Sin embargo, en el mediano plazo todo está puesto para que el precio del petróleo inicie un ajuste y regrese hasta los 50 dólares por barril.

En las próximas semanas, la atención se centrará en lo que va suceder en diciembre durante la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la cual se prevé que haya un acuerdo para incrementar la producción, dijo Santiago Leal, subdirector de Estrategia de tipo de cambio de Banorte.

Adicionalmente, las renovadas tensiones entre Estados Unidos y Arabia Saudita, en caso de que no cedan, pueden complicar no sólo la reunión sino el ambiente al interior de la OPEP.

Los roces entre Estados Unidos y Arabia Saudita responden a la desaparición de un columnista del diario The Washington Post –opositor al régimen saudita–, que llevó al gobierno de Donald Trump a exigir la investigación del caso.

El presidente de Estados Unidos anticipó sanciones a ese país si no se esclarecen los hechos y Arabia Saudita dijo que responderá de la misma manera.

Trump se encuentra en una encrucijada. Por un lado, Arabia Saudita es un bastión para contener a Irán en la región, pero también se caracteriza por no dar mucha cabida a las críticas, comentó Raúl Bringas, académico de la UDLAP. Además, el país del Oriente es uno de los 10 primeros tenedores de bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Alivio en el corto plazo

Las tensiones diplomáticas entre ambos países pueden darle un último aliento alcista al precio del crudo antes de cambiar de rumbo.

En el corto plazo, mientras el WTI no cierre por debajo de 70 dólares, el rango objetivo se ubicará entre 78 y 80 dólares por barril, con la posibilidad que cierre el año en alrededor de 80 dólares, de acuerdo Juan Francisco Caudillo, analista técnico senior de Monex. Este lunes, el WTI cerró en 71.68 dólares por barril.

Mediano plazo, bajista

El precio del crudo puede regresar a niveles de entre 55 y 50 dólares por barril y, de colocarse por debajo de 40 dólares, activaría un escenario donde podría retroceder hasta en 22 dólares hacia el 2020.

Los fuertes descensos en el precio del petróleo suelen ir acompañados de crisis económicas; sucedió en el 2009 y 2015, por lo que una baja de 70% en el precio del crudo –de 80 a 22 dólares– no sería un evento aislado.

“Cada que hemos visto expectativas económicas adversas se dan caídas en los precios del petróleo, evidentemente por circunstancias que tienen que ver por la actividad económica”, dijo Caudillo.

Uno de los principales catalizadores que guió al petróleo estos años fue el robusto crecimiento económico mundial. En el 2015, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial creció 2.5%; para este año, el pronóstico es que la economía global aumente 3.73%, de acuerdo con el FMI.

El petróleo y el presupuesto

México no está exento de lo que suceda en el mercado petrolero. El precio promedio de la mezcla mexicana llegó a ser de 102 dólares en el 2012, pero para 2016 fue de apenas 35.80 dólares por barril.

Al cierre de agosto, los ingresos petroleros contribuyeron con el 19% del total de ingresos presupuestarios de México, que sumaron de 3.4 billones de pesos.

Hacienda calcula un precio promedio de 59.5 dólares por barril para la mezcla mexicana el próximo año, de acuerdo con los Pre-Criterios Generales de Política Económica. El lunes cerró en 74.28 dólares.

Esto es un arma de doble filo: en el corto plazo puede darle un amplio margen de maniobra al próximo gobierno en cuanto a ingresos petroleros, pero en el mediano plazo signifcará una reducción que podría presionar las finanzas públicas, sobre todo si la producción petrolera no logra superar los mínimos históricos en los que se encuentra actualmente.