22 de octubre 2018 | 5:00 am
La incertidumbre sobre si se construirá o no el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en la zona del antiguo Lago de Texcoco ya ha cobrado factura en el precio y rendimiento de los bonos que emitió el gobierno federal para financiar parte de la obra insignia del aún presidente, Enrique Peña Nieto.
El rendimiento de los bonos (deuda) colocados en los mercados internacionales ya registra presiones. La tasa que el bono con vencimiento en el 2026 debe pagar se elevó 159 puntos base entre noviembre del 2017 y el viernes pasado.
Lo anterior porque la demanda por estos instrumentos ha disminuido, lo que ocasiona una baja en su precio, y cuando el precio de un bono cae, el rendimiento que paga incrementa.
Los bonos emitidos están garantizados por el gobierno y por la Tarifa Única Aeroportuaria (TUA) que se cobra del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) Benito Juárez y no por la construcción del NAIM; si el proyecto llega a cancelarse, la TUA del AICM garantizaría el pago a los tenedores de la deuda.
Hasta el momento se han colocado dos bonos en mercados internacionales. El primero de ellos a dos tramos, 10 y 30 años. Los bonos a 10 años presentan un retroceso en su precio de 10.01%; para los de 30 años, la baja es de 13.88%.
El segundo bono fue un bono verde, también a dos tramos con vencimientos en 2028 y 2047. Los primeros bonos presentan una baja en un precio de 10.47% y los segundos, han cedido 14.05%.
Un bono verde sirve para financiar proyectos con fines específicos, como energía renovable o eficiencia energética, entre otros. Además, los recursos van etiquetados para cumplir única y exclusivamente esos proyectos.
Hasta el momento ha habido colocaciones que suman 6,000 millones de dólares y el 67% de ellas se hizo a través de bonos verdes.
La atención de inversionistas (y público en general) está puesta sobre la consulta ciudadana que realizará el equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, del 25 al 28 de octubre en 538 municipios de México. Las opciones son: seguir con el proyecto de Texcoco o la reconfiguración para operar de manera simultánea el aeropuerto de Toluca, Benito Juárez y la base aérea de Santa Lucía.
Si en la consulta se descarta el aeropuerto de Texcoco, se verá mayor presión sobre los precios de los bonos, pero luce muy difícil que su precio llegue a cero pesos
Amín Vera, director de análisis económico de Black WallStreet Capital.
La punta del iceberg
Cancelar el proyecto de Texcoco tendría un impacto más profundo en el país que solo la construcción o no de una obra de infraestructura. “El efecto inmediato es que la reputación del nuevo gobierno se vería afectada ante los inversionistas”, dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base, en una conferencia de prensa la semana pasada.
BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo, es uno de los principales tenedores públicos de los bonos del NAIM. Entre los bonos verdes, nombres como AFP Capital y Schroders PLC, figuran en lo más alto de la lista.
La incertidumbre sobre el proyecto también presiona el riesgo país y la calificación soberana del país. “Si el asunto de Texcoco no aterriza bien, puede estar en juego el grado de inversión de México”, comentó Vera.
El grado de inversión se refiere a la calidad crediticia que tiene un emisor o los instrumentos colocados en el mercado. Mientras mejores son estas cualidades, la calificación es mejor (AAA es la escala máxima) y el grado de incertidumbre o su capacidad de no pagar la deuda es menor.
Las primeras alertas parecen haberse encendido. La semana pasada, Pemex acudió al mercado internacional para colocar deuda por 2,000 millones de dólares, con un vencimiento en enero de 2029, por la cual pagó una tasa de 6.5%, considerada elevada para bonos con grado de inversión.
Si alguna de las tres calificadoras más importantes (Moody’s, S&P o Fitch) recorta el grado de inversión del país, esto elevaría el rendimiento que México debe pagar a los tenedores de su deuda.
De acuerdo con los especialistas consultados, parte de la incertidumbre se disipará el próximo domingo, cuando se dé a conocer el resultado de la consulta ciudadana que, según distintos actores políticos, será considerada para la decisión final: Texcoco o Santa Lucía.
Bonos del nuevo aeropuerto caen hasta 14% por la incertidumbre sobre su construcción
Mario Calixto
mario.calixto@elceo.com
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22 de octubre 2018 | 5:00 am
La incertidumbre sobre si se construirá o no el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en la zona del antiguo Lago de Texcoco ya ha cobrado factura en el precio y rendimiento de los bonos que emitió el gobierno federal para financiar parte de la obra insignia del aún presidente, Enrique Peña Nieto.
El rendimiento de los bonos (deuda) colocados en los mercados internacionales ya registra presiones. La tasa que el bono con vencimiento en el 2026 debe pagar se elevó 159 puntos base entre noviembre del 2017 y el viernes pasado.
Lo anterior porque la demanda por estos instrumentos ha disminuido, lo que ocasiona una baja en su precio, y cuando el precio de un bono cae, el rendimiento que paga incrementa.
Los bonos emitidos están garantizados por el gobierno y por la Tarifa Única Aeroportuaria (TUA) que se cobra del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) Benito Juárez y no por la construcción del NAIM; si el proyecto llega a cancelarse, la TUA del AICM garantizaría el pago a los tenedores de la deuda.
Hasta el momento se han colocado dos bonos en mercados internacionales. El primero de ellos a dos tramos, 10 y 30 años. Los bonos a 10 años presentan un retroceso en su precio de 10.01%; para los de 30 años, la baja es de 13.88%.
El segundo bono fue un bono verde, también a dos tramos con vencimientos en 2028 y 2047. Los primeros bonos presentan una baja en un precio de 10.47% y los segundos, han cedido 14.05%.
Un bono verde sirve para financiar proyectos con fines específicos, como energía renovable o eficiencia energética, entre otros. Además, los recursos van etiquetados para cumplir única y exclusivamente esos proyectos.
Hasta el momento ha habido colocaciones que suman 6,000 millones de dólares y el 67% de ellas se hizo a través de bonos verdes.
La atención de inversionistas (y público en general) está puesta sobre la consulta ciudadana que realizará el equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, del 25 al 28 de octubre en 538 municipios de México. Las opciones son: seguir con el proyecto de Texcoco o la reconfiguración para operar de manera simultánea el aeropuerto de Toluca, Benito Juárez y la base aérea de Santa Lucía.
Amín Vera, director de análisis económico de Black WallStreet Capital.
La punta del iceberg
Cancelar el proyecto de Texcoco tendría un impacto más profundo en el país que solo la construcción o no de una obra de infraestructura. “El efecto inmediato es que la reputación del nuevo gobierno se vería afectada ante los inversionistas”, dijo Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base, en una conferencia de prensa la semana pasada.
BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo, es uno de los principales tenedores públicos de los bonos del NAIM. Entre los bonos verdes, nombres como AFP Capital y Schroders PLC, figuran en lo más alto de la lista.
La incertidumbre sobre el proyecto también presiona el riesgo país y la calificación soberana del país. “Si el asunto de Texcoco no aterriza bien, puede estar en juego el grado de inversión de México”, comentó Vera.
El grado de inversión se refiere a la calidad crediticia que tiene un emisor o los instrumentos colocados en el mercado. Mientras mejores son estas cualidades, la calificación es mejor (AAA es la escala máxima) y el grado de incertidumbre o su capacidad de no pagar la deuda es menor.
Las primeras alertas parecen haberse encendido. La semana pasada, Pemex acudió al mercado internacional para colocar deuda por 2,000 millones de dólares, con un vencimiento en enero de 2029, por la cual pagó una tasa de 6.5%, considerada elevada para bonos con grado de inversión.
Si alguna de las tres calificadoras más importantes (Moody’s, S&P o Fitch) recorta el grado de inversión del país, esto elevaría el rendimiento que México debe pagar a los tenedores de su deuda.
De acuerdo con los especialistas consultados, parte de la incertidumbre se disipará el próximo domingo, cuando se dé a conocer el resultado de la consulta ciudadana que, según distintos actores políticos, será considerada para la decisión final: Texcoco o Santa Lucía.
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Mario Calixto
mario.calixto@elceo.com
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