31 de octubre 2018 | 5:00 am

La Ciudad de México se prepara para vivir una de sus peores pesadillas: vivir con el mínimo de suministro de agua potable, o incluso sin ella, si es que no existe prevención o administración adecuada de la misma.

Del 31 de octubre al 3 de noviembre, unos 3.5 millones de habitantes de 13 alcaldías y 13 municipios del Estado de México se verán afectados por un corte en el servicio de agua, mientras se realizan tareas de mantenimiento y mejora al Sistema Cutzamala.

En este escenario, surgen dudas sobre si la falta de agua podría volverse una constante. Y la respuesta es no.

El abasto a las viviendas, industrias y comercios en la capital del país proviene de ríos y manantiales, fuentes que representan solo el 3% del líquido disponible en el territorio. El 97% restante es agua subterránea.

“Son millones de metros cúbicos en movimiento”, dijo a EL CEO José Joel Carrillo Rivera, hidrogeólogo e investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Sin embargo, el Valle de México es considerada como la zona con más estrés hídrico del país, según el Atlas del Agua en México 2015, publicado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Una solución poco estudiada

Pese a que los sistemas de flujo de agua subterránea son vastos en la Cuenca del Valle de México, no se han estudiado a fondo, señala el experto.

“Es necesario un reconocimiento de que el agua subterránea está ahí y no es estática”, dijo el experto, quien enfatiza en la necesidad de entender cómo operan estos sistemas para poder utilizarlos sin generar efectos adversos en otros lugares.

De conseguirlo, no habría necesidad de utilizar sistemas de agua de traspatio, es decir, de traerla de otros lugares. En este mismo sentido, de entender cuánto líquido realmente tenemos y cómo es que funciona resultaría en su gestión adecuada que redundaría en considerarla para un ordenamiento territorial eficiente.

Las fugas, un problema constante

Las fugas de agua representan otro problema en el escenario hídrico.

Se estima que de cada 10 litros de agua que se produce en el país, cuatro se desperdician, de acuerdo con información de la Conagua. Sin embargo, estos son solo cifras tentativas, pues no se conoce bien cuánta es el agua que no se contabiliza.

Actualmente se estima que en la Ciudad de México se pierden 24 metros cúbicos de agua
por segundo, señaló Carrillo. El Sistema Cutzamala trae a la Ciudad de
México unos 8 metros cúbicos por segundo.

“Esto se puede interpretar como que el Cutzamala solo repondría un 30% de las pérdidas
de agua reportadas para la ciudad”, dijo.

En países como España, uno de los que más ha avanzado en el manejo del agua, el límite
máximo aceptado de pérdida es de 15% del agua que se maneja en el sistema. En México
la versión oficial apunta que las pérdidas rondan en el 40%.

Un sistema integrado

A nivel nacional, el 69.2% de los hogares en México tienen agua a diario; 13% acceden a este líquido cada tercer día y el resto, entre una vez cada varios días y dos veces por semana, según datos de la Encuesta Nacional de los Hogares (ENH) 2017 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

“Hay una serie de circunstancias que hacen que la perspectiva del agua sea problemática”, pese a que existe líquido suficiente para abastecer a la capital del país, dijo Carrillo.

Para el experto, una de las dificultades en materia de abastecimiento de agua es que todo
el sistema hídrico de distribución se encuentra integrado, por lo que un cierre afecta a una
gran cantidad de la población.

“Si tuviéramos un sistema que fuera más local: que una zona de la ciudad esté abastecida
por pozos (o manantiales), se podría tener una más favorable independencia a la del
sistema integrado”, comentó.

El crecimiento demográfico, ¿influye o no?

En la Ciudad de México, el 79.6% de los hogares en la Ciudad de México recibe agua diariamente. En el Estado de México, esta cantidad baja a 61.6%, informa la ENH del INEGI.

Aunque en teoría existe una relación inversamente proporcional entre la disponibilidad de agua y la cantidad de personas que la utilizan -entre más personas, menos líquido le toca a cada uno-, un estudio de la Universidad Autónoma del Estado de México sugiere que la tasa de crecimiento poblacional es cada vez menos relevante para el suministro.

“El crecimiento de la población ha venido perdiendo relevancia como determinante del aumento de la demanda de agua potable, toda vez que poco más de 77% de los mexicanos se asienta en zonas urbanas y su nivel de cobertura es de 95.4%”, señala el estudio Suministro de agua potable en México: más allá del crecimiento poblacional, de José Luis Montesillo, que toma datos de la cobertura de agua en zonas urbanas y rurales entre 1999 y 2013.

El análisis considera necesario estudiar la relación entre los ingresos de los habitantes de zonas urbanas y la cantidad de agua que demandan, a fin de generar una mejor planeación hídrica.

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