Amazon Campus en Seattle

15 de febrero 2019 | 6:09 pm

Los paquetes fiscales no determinan la llegada de grandes complejos corporativos o la permanencia de los mismos, tampoco la creación de empleos o crecimiento; una lección que a Estados Unidos le ha costado mucho entender.

La reciente cancelación por parte de Amazon de construir su segundo complejo central de oficinas en Nueva York, no implica ninguna novedad, de acuerdo con un artículo publicado por Fortune, sin embargo, sí deja en claro un cúmulo de incentivos por parte del gobierno estadounidense que parece no conducir al objetivo ideal.

Y es que el gigante General Electric adelantó esta relación de cortejo fallido entre compañías y gobierno por establecer nuevas sedes que generaran bienestar y crecimiento. Hace tres años, GE decidió trasladar su sede corporativa de Connecticut a Boston con la promesa de exenciones fiscales cercanas a los 25 millones de dólares.

Pero tras el anuncio de 800 empleos creados a partir de esta mudanza, GE no pudo llegar más allá de las 250 contrataciones, de acuerdo con un medio local, además, acaba de revelar que planea reducir sus proyectos de construcción, siguiendo la estrategia de negocio simplificado y con ello, cancelar una torre de oficinas que se alzaría con 12 pisos sobre la costa de Boston.

A la decisión seguirá la venta del terreno y el arrendamiento de espacio para trabajo en dos edificios estatales que la compañía renovaba para ser parte de sus propias instalaciones operativas.

Los incentivos fiscales no logran anclar la estabilidad

Gary, una ciudad de Indiana, ofreció un paquete fiscal de incentivos por 47 millones de dólares a la acerera U.S. Steel con la intención de tener en su territorio la inversión de la empresa que contemplaba 750 millones de dólares para la modernización de una planta de acero.

El resultado, informa Fortune, es que los 3,900 empleos siderúrgicos que la planta mantenía no sólo no crecerán, sino que están cercanos a experimentar un recorte.

Por otra parte, Wisconsin avaló una serie de incentivos por 4,000 millones de dólares para la taiwanesa Foxxconn y así obtener parte de su producción y crear empleos, sin embargo, la firma de electrónica, lejos de sentirse comprometida, no ha decidido si los empleos que generará serán de mano de obra o investigación.

De hecho, según Fortune, Foxconn, ya beneficiado con las medidas fiscales estadounidenses, confesó que si bien construiría una planta de fabricación, sería de menor costo que la planteada originalmente.

El romance entre funcionarios y directivos de Amazon que prometía 3,000 millones en incentivos para quedarse con el HQ2 terminó en divorcio debido la protesta pública y política, incluso cuando la estimación de generación de empleos ascendía a 25,000.

De acuerdo con un estudio realizado en diciembre por el departamento de control de subsidios de la firma Good Jobs First, escuelas de EU de 28 estados “perdieron al menos 1,800 millones de dólares en fondos fiscales que fueron destinados a ‘enamorar’ a corporaciones”.

The New York Times publicó una investigación en noviembre en la que indica que no existe una correlación entre los incentivos fiscales de un estado y las tasas de empleo o el nivel de ingresos, por lo que continuar con estos intentos políticos por atraer sedes corporativas parece ser una lección que todavía no logra aprenderse.

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