La cuadragésimo sexta edición del Premio Pritzker de arquitectura definió como ganador a Arata Isozaki.
El arquitecto de origen japonés cuenta con una trayectoria de más de 50 años, durante los cuales ha logrado materializar más de 100 obras en Asia, Europa, América del Norte, Oriente Medio y Australia.
Nació en Isla de Kyushu, Japón, en 1931. A los 14 años fue testigo del bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, hecho que no solo marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial, sino también el rumbo de Isozaki.
“Cuando tuve la edad suficiente para comenzar a comprender el mundo, mi ciudad natal se quemó. Al otro lado de la costa, la bomba atómica se lanzó sobre Hiroshima, así que crecí cerca del punto cero. Estaba en ruinas completas, y no había arquitectura, ni edificios, ni siquiera una ciudad. Sólo me rodeaban cuarteles y refugios”, recuerda.
Entonces, mi primera experiencia de arquitectura fue el vacío de la arquitectura y comencé a considerar cómo las personas podrían reconstruir sus hogares y ciudades
Arata Isozaki.
El ahora ganador del Pritzker considera que si bien los edificios son transitorios, deberían complacer los sentidos de los usuarios que transitan cerca de ellos.
Isozaki se graduó en el Departamento de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Tokio en 1954 y nueve años después -en 1963- inauguró su despacho Arata Isozaki & Associates.
En aquel momento Japón recién recuperaba su soberanía, después de la ocupación del eje aliado, y buscaba reconstruirse física, política, cultural y económicamente. Eso le permitió a Isozaki colaborar con la recuperación, desarrollando proyectos en su ciudad natal.
“Quería ver el mundo con mis propios ojos, por lo que viajé por todo el mundo al menos 10 veces antes de cumplir los 30. Quería sentir la vida de personas en diferentes lugares y visité extensamente dentro de Japón, pero también al mundo islámico, pueblos en las profundidades de las montañas de China, el sudeste de Asia y ciudades metropolitanas de los Estados Unidos. Estaba tratando de encontrar cualquier oportunidad para hazlo y, a través de esto, seguí cuestionando ‘¿qué es la arquitectura?’”
Isozaki fue uno de los primeros arquitectos japoneses en construir fuera de Japón en una época en que las civilizaciones occidentales influyeron tradicionalmente en el Este, haciendo que su arquitectura, que fue claramente influenciada por su ciudadanía global, sea verdaderamente internacional
comentó Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt, organizadores del galardón.
Su Obra
El jurado del premio destacó que el legado del arquitecto se basa en que desafía las categorizaciones estilísticas, está en constante evolución y siempre tiene un enfoque fresco.
Arata Isozaki es el ganador del Premio Pritzker 2019
Pool CEO
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5 de marzo 2019 | 12:45 pm
La cuadragésimo sexta edición del Premio Pritzker de arquitectura definió como ganador a Arata Isozaki.
El arquitecto de origen japonés cuenta con una trayectoria de más de 50 años, durante los cuales ha logrado materializar más de 100 obras en Asia, Europa, América del Norte, Oriente Medio y Australia.
Nació en Isla de Kyushu, Japón, en 1931. A los 14 años fue testigo del bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, hecho que no solo marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial, sino también el rumbo de Isozaki.
“Cuando tuve la edad suficiente para comenzar a comprender el mundo, mi ciudad natal se quemó. Al otro lado de la costa, la bomba atómica se lanzó sobre Hiroshima, así que crecí cerca del punto cero. Estaba en ruinas completas, y no había arquitectura, ni edificios, ni siquiera una ciudad. Sólo me rodeaban cuarteles y refugios”, recuerda.
Arata Isozaki.
El ahora ganador del Pritzker considera que si bien los edificios son transitorios, deberían complacer los sentidos de los usuarios que transitan cerca de ellos.
Isozaki se graduó en el Departamento de Arquitectura de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Tokio en 1954 y nueve años después -en 1963- inauguró su despacho Arata Isozaki & Associates.
En aquel momento Japón recién recuperaba su soberanía, después de la ocupación del eje aliado, y buscaba reconstruirse física, política, cultural y económicamente. Eso le permitió a Isozaki colaborar con la recuperación, desarrollando proyectos en su ciudad natal.
“Quería ver el mundo con mis propios ojos, por lo que viajé por todo el mundo al menos 10 veces antes de cumplir los 30. Quería sentir la vida de personas en diferentes lugares y visité extensamente dentro de Japón, pero también al mundo islámico, pueblos en las profundidades de las montañas de China, el sudeste de Asia y ciudades metropolitanas de los Estados Unidos. Estaba tratando de encontrar cualquier oportunidad para hazlo y, a través de esto, seguí cuestionando ‘¿qué es la arquitectura?’”
comentó Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt, organizadores del galardón.
Su Obra
El jurado del premio destacó que el legado del arquitecto se basa en que desafía las categorizaciones estilísticas, está en constante evolución y siempre tiene un enfoque fresco.
De sus trabajos destacan:
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Pool CEO
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