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En Palacio Nacional, ante decenas de empresarios del sector financiero -que lo recibieron con ovaciones- y ante el gobernador de Banco de México, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se comprometió a garantizar la autonomía del banco central, pero reconoció que le gustaría que mostrara una mayor preocupación por el crecimiento.
“(…) También nos gustaría que no sólo fuera el control de inflación sino también se pensara en el crecimiento, pero bueno, en lo que corresponde al control de inflación nosotros vamos a actuar de manera muy prudente” dijo el presidente a inicios de enero.
Durante su sexenio, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) podrá nombrar a otros dos miembros de la Junta de Gobierno de Banco de México (Banxico), e incluso a un nuevo gobernador si es que no ratifica a Alejandro Díaz de León en 2021. Por lo pronto, ya nombró a dos nuevos subgobernadores: Jonathan Heath y Gerardo Esquivel.
La llegada de estos dos nuevos integrantes trae una mayor diversidad para la Junta de Gobierno del banco central, en cuanto a corrientes de pensamiento económico.
En los bancos centrales, algunos de sus miembros suelen identificarse como “palomas” o “halcones” o con tendencias dovish o hawkish.
Las llamadas palomas suelen ser quienes consideran que, el banco central puede dar un impulso a la actividad económica con una política monetaria flexible, esto es, al mantener la tasa de interés en niveles bajos o reducirla.
Mientras que los halcones no son tolerantes con la inflación y prefieren una política monetaria restrictiva para mantener la estabilidad de los precios y así reducir los riesgos al alza para la inflación.
“Por el bien del país en términos de preservar la estabilidad macroeconómica es esencial que la junta siga enfatizando el mantenimiento de la disciplina en el quehacer de la política económica, sobre todo ante la ausencia de una disciplina fiscal estructural”, comentó Alfredo Coutiño, director general para América Latina de Moody’s Analytics.
Algunas voces han señalado que tanto Heath y Esquivel podrían optar por una posición más dovish en la Junta de Gobierno.
Los dos nuevos subgobernadores son especialistas en temas como desigualdad, distribución del ingreso y el salario mínimo. Este último suele generar críticas entre los miembros de la Junta de Gobierno de Banco de México, quienes dicen que los aumentos en el salario mínimo generan presiones inflacionarias.
Pero, precisamente trabajos de investigación como los de Esquivel, han demostrado que los aumentos en el salario mínimo no genera un contagio en la inflación.
Para Felipe Hernández, analista de Bloomberg Economics, frente a la composición anterior de la Junta de Gobierno, el tono de ahora en adelante debería ser menos hawkish. Una de las principales razones es que los comunicados pasados de política monetaria dejan ver que uno de los motivos detrás de los incrementos de la tasa de interés era un temor por posibles efectos negativos que pudieran tener las políticas públicas de Andrés Manuel López Obrador.
“Probablemente ellos (Heath y Esquivel) no comparten parte o en general esas preocupaciones y en ese orden de ideas, por lo menos dos de los cinco miembros van a tener un tono menos hawkish”, dijo Hernández.
Aunque Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina de Barclays, descarta que vayan a adoptar una postura para apoyar el crecimiento desde Banxico.
“Son dos economistas bastante respetados que saben que el estímulo voluntario no tiene impacto en el crecimiento de largo plazo. Lo que sí puede ser es que le den un peso mayor a la actividad económica en términos del costo que se requiere hacer para que las finanzas se mantengan estables. De eso a que tengan una postura permanentemente estimulante o dovish, es una exageración”.
“Habrá que leer las minutas, pero creo que habrá mas diversidad, más polémica. También están demostrando que es una tecnocracia diferente, con un pensamiento diferente. Ya no hay una versión monolítica de la política”, comentó Joel Martínez, director general de Visor Financiero.
Pero hasta ahora, en las dos últimas decisiones de política monetaria tanto Heath y Esquivel han votado por mantener la tasa de interés.
El primer nombramiento de López Obrador fue el de Jonathan Heath, quien sustituye al subgobernador Manuel Ramos Francia. Heath es un economista especializado en temas macroeconómicos y principalmente en cuentas nacionales.
El ahora subgobernador ha tenido un gran interés para que la divulgación de las cifras económicas se haga de una forma correcta y objetiva. Uno de los libros que ha servido de guía para principiantes en temas económicos es ‘Lo que indican los indicadores’, publicado por Heath como investigador del INEGI y en el que, además, hace algunas críticas a la medición de algunos indicadores por parte del Instituto.
Uno de sus principales señalamientos fue la medición del índice y el indicador de la confianza del consumidor, publicados por el INEGI pero cuya encuesta paga Banxico. De acuerdo con Heath, el banco central dictaba al INEGI, una institución también autónoma, la forma en que debían ser publicados para darle prioridad al índice y no al indicador, el cual marca que el mexicano es constantemente pesimista.
Luego de algunos años de críticas, desde noviembre de 2018 el INEGI y Banxico dejaron de publicar en sus respectivos comunicados la información sobre la confianza del consumidor en términos de índices, para solo divulgar la información en forma de balances o indicadores, tanto para el total, como para sus componentes e indicadores complementarios.
Por otro lado, si bien el doctor en economía por la Universidad de Pennsylvania ha pedido darle un voto de confianza al nuevo gobierno y darle tiempo para que rediriga el crecimiento del país no ha dudado en señalar lo que él considera decisiones erradas, como la decisión del presidente López Obrador de cancelar la construcción del aeropuerto en Texcoco.
“No solamente implica tirar a la basura una cantidad enorme de recursos ya invertidos y crear costos adicionales en la rescisión de contratos, sino además significa eliminar un flujo futuro de ingresos muy significativo”, escribió en su columna de Reforma a finales de octubre, luego de haber sido postulado para subgobernador.
Heath también fue un crítico del exbanquero central, Agustín Carstens, quien en su momento conformó una Junta de Gobierno con su allegados, formados en su mayoría en Banxico.
En este sentido, no solo Heath sino otros analistas también consideraban que, Carstens acumuló gran poder como gobernador del banco central.
Recientemente, el nuevo subgobernador también señaló que, Carstens tuvo un contexto más fácil que sus antecesores para domesticar la inflación y, simplemente le tocó llevar la inercia favorable que le habían dejado, por lo que durante su mandato pudo controlar de una manera más cómoda los precios al consumidor.
El economista Gerardo Esquivel, doctor por la Universidad de Harvard, fue uno de los principales consejeros de López Obrador y fue uno de los autores de ‘Pejenomics II’, el manifiesto económico del presidente.
Esquivel estaba considerado para ser el titular de la Subsecretaría de Egresos de Hacienda y diseñó parte del Paquete Económico de 2019, pero a finales de noviembre fue propuesto para sustituir al subgobernador de Banxico Roberto del Cueto, quien renunció por asuntos de salud.
Lo anterior en medio de rumores de desavenencias entre Esquivel y Gabriel García Hernández, el coordinador de los delegados estatales o el “superdelegado”.
García Hernández también economista, ha sido uno de los hombres más cercanos a AMLO desde hace 20 años y fue una de las claves para su triunfo. “Esquivel es un economista muy preparado, pero no tiene la experiencia que se necesita en las negociaciones políticas”, dijo una fuente que prefirió no ser identificada.
Esquivel se califica como un economista de izquierda. Dos de sus principales gurús son Branco Milanovik, un especialista en desigualdad social, así como Dani Rodrik, quien considera que, para tener mercados sólidos, se requiere de un buen gobierno y Estado.
El nombramiento de Esquivel no estuvo libre de críticas, además de ser señalado como un posible insider de AMLO, fue cuestionado por el legislador de Morena, Tonatiuh Bravo, por posible conflicto de interés, dado que es esposo de la titular de la Secretaría de Economía, Graciela Márquez.
No obstante, las ratificaciones de Heath y Esquivel ayudaron a despejar los temores respecto a que AMLO influya en las decisiones del banco central.
“Jonathan Heath es muy buena decisión, es un economista independiente con una visión bastante autónoma. Y Gerardo Esquivel, es un economista con bastante prestigio, cercano a López Obrador y pensaría que en ese espíritu quizá sea un buen puente de discusión entre el gobierno y Banxico para evitar fricciones”, dijo Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina de Barclays.
Aunque para Manuel Suárez-Mier, quien fue jefe de gabinete del gobernador de Banxico y asesor principal de su primera Junta de Gobierno, el desempeño de los dos nuevos integrantes aún está por verse.
“Habrá que ver porque una cosa es que los economistas opinen en su ámbito académico y otra muy distinta es lo que vayan a hacer”.
El gobernador Díaz de León, como los subgobernadores Irene Espinosa y Javier Guzmán tienen una tendencia más restrictiva en cuanto a su visión de la política monetaria.
“La mayoría de los miembros de la Junta aparentemente son bastante hawkish. Las dos excepciones son los dos nuevos miembros, aunque realmente no sabemos La medida en que estos son menos hawkish”, comentó Edward Glossop, analista para América Latina de Capital Economics.
El banquero central no solo domina el funcionamiento de Banxico, también conoce bien las entrañas de Hacienda, donde diseñaba la estrategia de contratación de coberturas petroleras, la operación más grande en el mercado petrolero y por lo que era conocido como el estratega de mercado peor pagado.
Díaz de León es economista por el ITAM -uno de los blancos de las críticas de AMLO al señalarla como una cuna del neoliberalismo- y tiene una maestría en administración pública y privada de la Escuela de Administración de Yale.
El ahora gobernador llegó a Hacienda en 2015 como titular de la Unidad de Crédito, fichado por el entonces secretario Luis Videgaray, en donde, además, ejecutaba la contratación de deuda del gobierno federal.
Díaz de León también fue uno de los hombres cercanos a Agustín Carstens, el todo poderoso gobernador de Banxico y quien lo propuso como su sucesor.
“En distintos momentos del siglo pasado, se pensó que mediante la política monetaria era posible estimular la actividad económica y diversos gobiernos y bancos centrales emprendieron una política injustificadamente expansiva. Esta utilización, aunada a otros desequilibrios, provocó crisis (…) La estabilidad de precios es una condición que ha costado mucho tiempo y esfuerzo arraigar y que conviene preservar como un preciado bien social”, dijo en un discurso el 28 de noviembre de 2018.
Irene Espinosa, ha señalado sus dudas por el rumbo de las nuevas políticas públicas, que han generado un clima de incertidumbre para las condiciones de la inversión privada
“Este instituto debe enviar una señal inequívoca, oportuna y suficiente para dar cabal cumplimiento a su mandato de preservar el poder adquisitivo de la moneda. De no hacerlo y ocurrir un deterioro del marco macroeconómico, la efectividad de la política monetaria podría verse disminuida y requeriría mayores ajustes en el futuro”, dijo en la reunión de noviembre cuando votó por elevar en 50 puntos base la tasa de interés y llevarla de 7.25 a 8.25%; el resto de los integrantes votó por subirla 25 puntos base.
Espinosa es economista por el ITAM, cercana a Luis Videgaray y José Antonio Meade. La subgobernadora es especialista en finanzas públicas. Llegó a Hacienda en 2007 como coordinadora de asesores de la Tesorería y de 2009 a 2018 fue tesorera de la federación, hasta que fue designada para ocupar el lugar de Díaz de León en el Banco.
La subgobernadora está casada con Federico Patiño, quien fuera director General del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México el sexenio pasado y quien lideraba la construcción del aeropuerto en Texcoco, cancelado por el presidente López Obrador.
La decisión de AMLO aún genera visiones encontradas entre algunos inversionistas sobre el rumbo de las políticas públicas y también fue señalada por Banco de México como una de las causas de la volatilidad en los mercados financieros locales el año pasado.
Javier Guzmán es ahora el integrante de la Junta de Gobierno con más años en ésta. El economista por la UNAM inició su trayectoria profesional en Banxico como jefe de la oficina de economía internacional. Mantiene un perfil bajo y solo difunde sus opiniones y visión en estudios o participaciones en algunos foros.
Guzmán tiene una maestría en economía por la Universidad de Lovaina y la Universidad de Yale, esta última es casa de economistas como James Tobine o Robert Schiller, en donde el estudio de estadísticas, econometría, matemáticas, historia, política y sobretodo psicología y el estudio del comportamiento humano tienen un papel esencial.
Para Guzmán, la política fiscal es un aspecto crucial de coordinación para la política monetaria e indica que, posiciones fiscales débiles pueden tener un efecto negativo en el desempeño de la economía a través de su impacto sobre las expectativas de inflación, las tasas de interés y los tipos de cambio.
Guzmán dijo recientemente en Londres que, los desafíos para la implementación de la política monetaria son evidentes ante el debilitamiento de la economía, así como por la persistente inflación subyacente.
“En tales circunstancias, de conformidad con el mandato de Banco de México, la política monetaria debe centrarse en alcanzar la meta de inflación dentro del marco de tiempo anunciado. Al mismo tiempo, es importante tener en cuenta los altos niveles de incertidumbre existentes y la necesidad de lograr la convergencia con el objetivo de forma ordenada y eficiente”.
Desde la llegada al poder de López Obrador y ante sus indirectas a Banxico para que también vele por el crecimiento, el debate respecto a si el banco central tendrá un mandato dual en el mediano plazo ha resurgido.
Hasta el momento, AMLO ha dicho que no tiene planes al menos en la primera mitad de su sexenio de proponer una reforma financiera, pero de acuerdo con Felipe Hernández, si es una reforma que se propone hacerla es algo que no se puede descartar.
Y esta posibilidad mantiene divididos a los especialistas.
“Banco de México no tiene la capacidad para estimular el crecimiento salvo que sacrifique temporalmente la estabilidad de precios. Cuando se ha dedicado a financiar los caprichos del gobierno federal en la época de López portillo y Echeverría, acabamos con una inflación de 160% en 1985 y costó mucho trabajo y sacrificio para el país restaurar la estabilidad”, dijo Suárez-Mier.
“Ahí está el resultado más concreto de que sería una tontería el tratar de usar la política monetaria para parcialmente estimular el crecimiento económico”.
Glossop en tanto, dice que Banxico aún tiene tareas pendientes antes de adoptar un mandato dual.
“Creo que el primer paso para Banxico es mejorar su comunicación y orientación hacia adelante. Las decisiones de Banxico son notoriamente difíciles de predecir, en parte porque no ofrece una clara orientación sobre las tasas. Otro paso sería mostrar a los mercados que está dispuesto a ver los aumentos temporales de la inflación como lo haría un banco central con mandato dual”.
En los últimos 25 años la economía mexicana ha crecido en promedio 2.5% anual, mientras que, desde su autonomía, en 1994, Banxico ha conseguido domesticar la inflación, aunque no así su variabilidad, es decir, mientras que un año puede cerrar en 2.1%, otro cierra en 7%.
“El presidente ya ha sugerido el mandato monetario dual, lo cual no es malo en sí. El país se encuentra ya en una situación de estabilidad que le permite transitar hacia una modernización monetaria. Pero, el mandato dual debe llevarse a cabo con responsabilidad y compromiso y como un medio para la consecución del objetivo último de la política económica: promover el bienestar de la sociedad”, dijo Coutiño.
Sin embargo, advierte que, para que el mandato dual cumpla a cabalidad su objetivo y para evitar que el Ejecutivo supedite la política monetaria a los designios fiscales, el Congreso debe elevar a mandato constitucional la Regla Fiscal Estructural junto al mandato monetario dual.
Por lo pronto tanto el gobernador de Banxico como los dos nuevos subgobernadores han descartado la necesidad de contar con un mandato dual.
El objetivo único de Banxico es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, para lo cual debe mantener controlada la inflación en una meta de 3% anual, con un intervalo de variabilidad de +/- 1%, para lo cual, su principal instrumento es la tasa de interés referencial.
Un aumento en la tasa ayuda a contener las presiones inflacionarias, pero restringe el crecimiento de la economía ya que encarece el dinero como el costo de los créditos o el pago de la deuda del gobierno, mientras que un recorte en la tasa se implementa cuando no hay presiones en los precios y permite estimular la actividad económica.
En la primera quincena de marzo, por primera vez desde diciembre de 2016, la inflación entró en el rango objetivo de Banxico con un aumento de 3.95%, lo que le da espacio para reducir su tasa de interés y con esto, darle un alivio a la economía mexicana que se encamina a crecer este año menos que en 2018.
El consenso de los analistas, organismos internacionales y hasta Banxico han recortado sus estimaciones a un rango de entre 1.6 a 1.8%, mientras que Hacienda aún estima un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2% para 2019.
Otro de los puntos a favor para Banxico es que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha abierto la puerta para recortar una vez más su tasa de interés este año ante señales de desaceleración de la economía
Charles Evans, presidente de la Fed de Chicago y con derecho a voto en el Comité de Mercado Abierto, dijo que, si la economía lo requiere la política monetaria será más flexible.
En las primeras dos reuniones de política monetaria de este año, los cinco integrantes decidieron de manera unánime mantener la tasa en 8.25% ante algunos riesgos inflacionarios y subrayaron que, la desaceleración que sufrió la economía en la última parte de 2018 podría extenderse al primer trimestre de 2019.
La mayoría coincidió en que la inversión privada continúo con una trayectoria negativa y todos concordaron en que la actividad económica mantiene un balance de riesgos sesgado a la baja y destacaron que es importante que el Banco mantenga un enfoque prudente y mande una señal clara de su compromiso con su mandato de estabilidad de precios.
En las minutas de la reunión de febrero:
Uno de los integrantes dijo que Banxico debería mantener por un periodo prolongado la restricción de política monetaria debido al panorama que enfrenta la inflación.
Otro sostuvo que el Banco debería estar atento a las condiciones de la economía para que el mantenimiento de una postura monetaria muy restrictiva no se prolongue demasiado, en caso de que las condiciones de holgura de la economía se amplíen.
Un integrante subrayó que la combinación de un debilitamiento de la economía por una parte y persistentes presiones inflacionarias con un balance de riesgos al alza y expectativas de inflación de corto y largo plazo por arriba de las previsiones agudiza los retos de la política monetaria. Argumentó que esta debe concentrarse en el logro de la meta de inflación.
Uno enfatizó que la comunicación del Banco no debería reflejar un relajamiento de la postura monetaria ante el debilitamiento de la actividad económica, sino la persistencia de los riesgos para la inflación, lo que reforzará la credibilidad de la política monetaria.
Otro integrante mencionó que, ante la expectativa de aumentos más graduales y de menor magnitud en las tasas de interés en las economías desarrolladas, el banco tendría un poco más de margen en sus decisiones de política monetaria.
Uno de los temas que han generado discordia entre Banco de México y las decisiones del nuevo gobierno es la del recorte en los salarios de los funcionarios públicos y los organismos autónomos.
Actualmente el salario mínimo es de 3,131.74 pesos mensuales, apenas por arriba de la linea de bienestar (canasta alimentaria más no alimentaria) de 3,095.54 pesos en febrero, de acuerdo con el Coneval. Contrario a esto, Banxico es una de las instituciones que paga las mejores retribuciones. El gobernador y los cuatro subgobernadores ganan en promedio 243,491 pesos netos al mes.
En el artículo ‘El salario mínimo. Un recuento del debate público’ Heath indica que, la existencia misma del debate por el salario mínimo y su intensidad no debería existir porque que en el fondo, se trata de la violación a un precepto constitucional y para la cual debería haberse buscado la reparación del daño desde tiempo atrás.
Mientras que la mayoría de los integrantes de la Junta de Banxico no ve con buenos ojos los recientes aumentos en el salario mínimo al argumentar que esto genera presiones inflacionarias, a inicios de enero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, concedió a Banxico una suspensión de amparo contra la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos.
De esta manera, los sueldos de sus empleados se fijarán con base en la excepción del artículo 127 constitucional y podrán ganar más del límite establecido por el nuevo gobierno de 107,000 pesos.
Díaz de León en tanto, ha dicho en diversas entrevistas que las revisiones de los salarios deben guardar congruencia con la productividad de la mano de obra para evitar que generen presiones en los costos y en los precios al consumidor.
Los especialistas consultados coincidieron en que la conducción de la política monetaria estará en línea con las necesidades de la economía mexicana, en un entorno en el que la desaceleración de la inflación y una política monetaria más laxa por parte de la Fed pueden darle espacio a Banxico para recortar este mismo año la tasa de interés, movimiento que no se ha dado desde 2014.
“La estabilidad de precios tiene que regresar a su meta de 3% (+/- 1%) y una vez que regrese seguir siendo lo más prudente para mantenerse en ese rango, luego quién sabe, los economistas no estamos capacitados para predecir el futuro, los únicos que nos ganan en malos son los meteorólogos”, dijo Suárez-Mier.
Por: Carmen Luna, con información de Mario Calixto |
Diseño: Oscar Obregón y Daniel Vizcarra | Ilustración: Daniel Vizcarra