26 de julio 2020 | 5:00 am

ie business school

Por: Margarita Mayo*

Es la temporada 2001, y el equipo de béisbol Oakland Atletics acaba de perder en contra de los New York Yankees. Su gerente general, Billy Beane, tiene la difícil tarea de fichar a los nuevos jugadores con un presupuesto muy limitado. Se enfrenta al dilema de seguir la intuición y la experiencia de los tradicionales cazatalentos, o utilizar un nuevo método de data y estadística avanzada con la ayuda de un joven economista. Este es el argumento de Moneyball: Rompiendo las Reglas (2011), de Bennett Miller y protagonizada por Brad Pitt, basada en la historia real de Billy Beane.

Muchos directivos se enfrentan al mismo dilema de tomar decisiones racionales basadas en datos recopilados por herramientas digitales como el big data o, por el contrario, guiarse de su intuición basada en años de experiencia en la empresa y el sector. Según el Barómetro de Bandenoch + Clark, con respuestas de más de 400 managers, el 83.9% de directivos y cargos medios reconocen que sus decisiones están basadas en el manejo de datos, aunque un 48.2% de ellos también asegura recurrir al instinto como criterio en algunas medidas.

La toma de decisiones está íntimamente ligada al ejercicio del liderazgo, aunque sólo la mitad de los directivos, el 52% de ellos asegura sentirse capacitado para la toma de decisiones. Los directivos toman decisiones sobre planes estratégicos, por ejemplo, qué productos o servicios vender, a quién contratar, o qué programas de formación implantar en la empresa.

Tomar decisiones no sólo es parte de la tarea directiva, es una buena parte de nuestra vida. Piensa cuánta energía y tiempo pasas al día tomando decisiones. Un estudio revela que tomamos cerca de 100 decisiones reales al día. Desde algo tan simple como comer pollo o ensalada, ir al gimnasio o salir con los amigos; a decisiones más importantes como cambiar de trabajo. Saber tomar decisiones y motivar a tus colaboradores a implementar las mismas es lo que define por excelencia la tarea de un líder.

Y todos somos líderes en alguna medida.

Cuando tomamos decisiones complejas, podemos utilizar dos fuentes de información: los datos y la intuición. La primera proviene del análisis estadístico de datos, mientras que la segunda nace del instinto gracias a la experiencia.

Como es de esperar, no todos los directivos utilizan los datos y la intuición de la misma manera, por lo que podemos clasificar a los líderes según tu estilo de toma de decisión en cuatro categorías, como vemos en el siguiente cuadro.

Esta tipología es una herramienta práctica para analizar el lugar que ocupamos nosotros en la matriz de decisión. ¿Cuál es tu estilo de toma de decisiones en el trabajo y en la vida? Estos estilos se pueden evaluar en diferentes contextos y el éxito en la toma de decisiones se puede mejorar con programas de comunicación y coaching.

Analíticos

Son racionales y calculadores, pero tienen poca capacidad para movilizar a los colaboradores. En la era de la información, los líderes recopilan data sobre el negocio, los recursos humanos, los clientes, los proveedores e incluso sobre las relaciones interpersonales mapeando la organización.

Este big data puede ayudar a tomar decisiones estratégicas. Pero este mismo proceso de recolección de datos implica un criterio humano. Datos sin intuición previa sería como poner la carreta delante de los bueyes y tomaríamos decisiones mediocres.

Intuitivos

Son aquellos directivos que toman decisiones en base a su experiencia, sentimientos y valores que les permite ver patrones generales a veces de forma casi inconsciente. Sin embargo, como asegura Peter Drucker, el padre del management, “creo en la intuición siempre y cuando esté disciplinada. Las intuiciones que no están contrastadas con los datos son las que matan los negocios.”

Tomas Chamorro, profesor de la Universidad de Harvard, defiende la misma postura ya que cuando los directivos priorizan la intuición sobre los datos se cometen errores importantes, por ejemplo, en la contratación de nuevos empleados. Los directivos tienen sesgos cognitivos de los que no son conscientes que les lleva a contratar según la semejanza personal en vez de la competencia.

Pragmáticos

Son aquellos directivos que evitan tomar decisiones o siguen intereses políticos, pero que ni utilizan datos ni tienen experiencia suficiente para desarrollar una intuición sobre el problema. En las organizaciones suelen llevar poco tiempo en el cargo, pero poseen buenas habilidades de influencia.

Suelen aparentar una gran seguridad y son políticamente astutos a la hora de evitar tomar decisiones complejas. Aunque sus propuestas parecen acertadas en el corto plazo, con el tiempo su estilo empobrece la organización porque no responden ni a criterios objetivos ni a una dilatada experiencia profesional.

Creativos

Aplican la intuición para entender mejor los datos. Toman decisiones teniendo en cuenta ambas caras de la moneda: los datos y la intuición. Esta intuición está basada en la experiencia y los contactos personales. Cuanto mayor es la experiencia del directivo, más posibilidades de que identifique patrones en los datos que pasarían desapercibidos para la mente novel.

La intuición también se nutre de los contactos con otros directivos. Conversaciones formales o informales donde se comparte información y conocimientos. Estos directivos suelen mantener el espíritu de curiosidad, de ahí que estén abiertos a la reinterpretación de sus ideas a la vista de nuevos datos. Este estilo garantiza la mejor toma de decisiones.

*Margarita Mayo estudia la diversidad en el lugar de trabajo y sus efectos en la manera en que los equipos de ejecutivos se comunican e interactúan. Es profesora de Comportamiento Organizacional en la Escuela de Negocios de la Universidad Internacional (IE) de Madrid, España. Cuenta con un doctorado en la misma materia, además de ser licenciada y maestra en Psicología y Psicología Social por la Universidad Autónoma de Madrid y la Clark University en Estados Unidos, respectivamente. 

Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.

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