25 de julio 2020 | 5:00 am
La más que duplicación que este año tuvo la deuda en letras Leliq, que superó los 1.7 billones de pesos (23,723 millones de dólares), le sirvió a Argentina para controlar la alta inflación en medio de una crisis económica, pero podría generarle un dolor de cabeza al tener que cancelarlas.
Tras más de dos años de alta inflación y recesión, Argentina ha utilizado las letras de corto plazo Leliq para controlar las alzas de precios al absorber pesos del mercado.
Sin embargo, cuando tenga que cancelar estos títulos, el banco central se encontrará en el dilema de aumentar el dinero circulante e impulsar aún más la inflación o de subir la tasa de interés y provocar así una contracción mayor de la economía.
“Por más que la economía crezca, no hay forma de absorber todo lo que se emitió, y el dinero circulante va a ir al dólar alternativo (del mercado negro) o a la inflación, o el banco central que va a tener que convalidar tasas de interés más altas”, afirmó Camilo Tiscornia, economista de la consultora C&T.
El problema se agudizó con el nuevo coronavirus: el Gobierno del presidente Alberto Fernández otorgó en los últimos meses subsidios para empresas y empleados afectados por la pandemia, financiados por una mayor emisión monetaria: la circulación (M2) creció 49.4% en el primer semestre del año, según datos del banco central.
La expansión monetaria también buscó impulsar la actividad económica del país, que podría derrumbarse 9.9% en 2020, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para evitar que la mayor cantidad de pesos impulsara una inflación que en 2019 cerró en su mayor nivel en 28 años y que este año podría superar el 40%, según los expertos, el banco central aumentó 121.5% la colocación de Leliq en el primer semestre, con una tasa del 38%.
Con restricciones a las compras de dólares en el mercado oficial, las Leliq suelen ser una buena opción para los bancos, siempre y cuando las tasas ofrecidas sean tentadoras.
En 2018, cancelar unas letras similares -llamadas Lebac- obligó al Gobierno de turno a solicitar un acuerdo de emergencia al FMI por más de 50,000 millones de dólares.
“Tan importante como las medidas de asistencia que tiene el Gobierno ante el Covid es una buena estrategia de salida, que implique una normalización monetaria y fiscal”, señaló Roberto Geretto, economista de banco CMF.
“El aumento en el circulante se entiende que es algo transitorio en gran medida por la cuarentena (por el coronavirus) y que, una vez que se normalice la circulación y la actividad, debería crecer a menor velocidad”, dijo Federico Pomi, analista de Allaria Ledesma.
Se debe “buscar la manera de generar nuevos estímulos para que ese exceso de dinero se mantenga en el sistema financiero”, añadió.
Las autoridades del Banco Central y del Gobierno no respondieron inmediatamente a un pedido de comentarios.
Los inversionistas están actualmente a la espera de novedades sobre la reestructuración de deuda soberana por unos 65,000 millones de dólares, después de que Argentina extendió hasta el 4 de agosto el plazo para llegar a un acuerdo con sus acreedores.
Argentina enfrenta dilema financiero surgido de su combate a la inflación
Reuters
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25 de julio 2020 | 5:00 am
La más que duplicación que este año tuvo la deuda en letras Leliq, que superó los 1.7 billones de pesos (23,723 millones de dólares), le sirvió a Argentina para controlar la alta inflación en medio de una crisis económica, pero podría generarle un dolor de cabeza al tener que cancelarlas.
Tras más de dos años de alta inflación y recesión, Argentina ha utilizado las letras de corto plazo Leliq para controlar las alzas de precios al absorber pesos del mercado.
Sin embargo, cuando tenga que cancelar estos títulos, el banco central se encontrará en el dilema de aumentar el dinero circulante e impulsar aún más la inflación o de subir la tasa de interés y provocar así una contracción mayor de la economía.
“Por más que la economía crezca, no hay forma de absorber todo lo que se emitió, y el dinero circulante va a ir al dólar alternativo (del mercado negro) o a la inflación, o el banco central que va a tener que convalidar tasas de interés más altas”, afirmó Camilo Tiscornia, economista de la consultora C&T.
El problema se agudizó con el nuevo coronavirus: el Gobierno del presidente Alberto Fernández otorgó en los últimos meses subsidios para empresas y empleados afectados por la pandemia, financiados por una mayor emisión monetaria: la circulación (M2) creció 49.4% en el primer semestre del año, según datos del banco central.
La expansión monetaria también buscó impulsar la actividad económica del país, que podría derrumbarse 9.9% en 2020, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para evitar que la mayor cantidad de pesos impulsara una inflación que en 2019 cerró en su mayor nivel en 28 años y que este año podría superar el 40%, según los expertos, el banco central aumentó 121.5% la colocación de Leliq en el primer semestre, con una tasa del 38%.
Con restricciones a las compras de dólares en el mercado oficial, las Leliq suelen ser una buena opción para los bancos, siempre y cuando las tasas ofrecidas sean tentadoras.
En 2018, cancelar unas letras similares -llamadas Lebac- obligó al Gobierno de turno a solicitar un acuerdo de emergencia al FMI por más de 50,000 millones de dólares.
“Tan importante como las medidas de asistencia que tiene el Gobierno ante el Covid es una buena estrategia de salida, que implique una normalización monetaria y fiscal”, señaló Roberto Geretto, economista de banco CMF.
“El aumento en el circulante se entiende que es algo transitorio en gran medida por la cuarentena (por el coronavirus) y que, una vez que se normalice la circulación y la actividad, debería crecer a menor velocidad”, dijo Federico Pomi, analista de Allaria Ledesma.
Se debe “buscar la manera de generar nuevos estímulos para que ese exceso de dinero se mantenga en el sistema financiero”, añadió.
Las autoridades del Banco Central y del Gobierno no respondieron inmediatamente a un pedido de comentarios.
Los inversionistas están actualmente a la espera de novedades sobre la reestructuración de deuda soberana por unos 65,000 millones de dólares, después de que Argentina extendió hasta el 4 de agosto el plazo para llegar a un acuerdo con sus acreedores.
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Reuters
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