28 de enero 2022 | 5:00 am

A poco más de un año y medio del inicio de la construcción del Tren Maya, el proyecto insignia de la administración del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para revitalizar al sureste de México ha enfrentado una serie de retrasos, modificaciones y un aumento presupuestario.

En los 19 meses que ha tomado este proyecto, se han hecho modificaciones en las rutas, las licitaciones y hasta expropiaciones; además su presupuesto pasó de 2,500 millones de pesos en 2020 a un total de 63,231 millones de pesos en 2022, es decir, 25 veces mayor.

Pese a ello, el presidente no solo se mantiene firme en que la obra se entregará a tiempo, sino meses antes de lo originalmente planeado, ya que en lugar de inaugurarlo en 2024, busca ponerlo en operación en diciembre de 2023.

En diciembre del año próximo vamos a inaugurar el Tren Maya, a pesar de los pesares, aunque nos pongan obstáculos; además, somos especialistas en brincar obstáculos

afirmó en mandatario el pasado 25 de enero en su conferencia matutina.

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COVID-19 generó los primeros retrasos

El presidente López Obrador dio el banderazo de la construcción en junio de 2020, un año en que el Tren Maya enfrentó retrasos derivados de la contingencia sanitaria por COVID-19, además de fenómenos naturales como huracanes y tormentas tropicales en Quintana Roo y Yucatán.

En agosto de 2021, el entonces titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, anunció que el tren ya no pasaría por el centro de San Francisco de Campeche, sino que la estación quedaría en la periferia, a la altura del aeropuerto. 

De acuerdo con el exfuncionario, la decisión obedeció a un análisis del tiempo que tomaría un proceso de relocalización de pobladores que estaban en contra del proyecto y de costos, afirmando que la modificación permitió un ahorro de alrededor de 2,000 millones de pesos.

Ese mismo mes, Fonatur informó que el tren ya no cruzaría por Mérida, Yucatán, por lo que se dejaría de construir la nueva estación en la exestación de ferrocariles de La Plancha y lo haría en la zona de Teya.

“Tal determinación se realizó a partir de un análisis cuyos resultados arrojan que para hacer más eficiente el tiempo de construcción del proyecto era necesario modificar la ruta, pues se deben evitar problemáticas en temas de construcción y movilidad al interior de la ciudad”, indicó la dependencia en un comunicado.

A finales de 2021 se decidió dar marcha atrás al tramo elevado que se construía en el Tramo 5 Norte, a cargo del Ejército, ante la aparición de socavones en la carretera.

Expropian territorios municipales para que pase el tren

Para inicios de este año, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que 2.4 millones de metros cuadrados de terreno en los municipios quintanarroenses de Solidaridad, Benito Juárez y Puerto Morelos eran de utilidad pública, por lo que serían expropiados para que transitara el Tren Maya.

En el marco del último cambio, el 11 de enero, el mandatario también decidió relevar a la persona a cargo de la obra, al anunciar que Javier May pasaría de la Secretaría del Bienestar a Fonatur en sustitución de Rogelio Jiménez Pons, a quien agradeció por abrir el camino aunque sugirió que no había actuado lo suficiente para el avance de la obra.

Necesitamos responsables que estén comprometidos por entero, que no se detengan ante nada y que se apliquen a fondo

 mencionó el mandatario.

El pasado 19 de enero, en su primera conferencia al frente del proyecto, Javier May confirmó que el proyecto tendría otro trazo y dijo que se terminará la construcción en 2023.

El Tren Maya va a ras de tierra, no se va a elevar y no se va a usar la zona urbana, esta decisión nos permite decir que la obra se va a concluir en tiempo

Fonatur tiene pendiente presentar cómo quedará la nueva ruta.

Sobre el proceso de expropiación, el titular de Sedatu, Román Meyer, dijo que hay acuerdos previos de compraventa y expropiación concertada con más de 70% de los 198 predios contemplados.

Los involucrados

Incluso en el proceso de licitación de la obra se realizaron modificaciones. Actualmente la megaobra se lleva a cabo con participantes de la iniciativa privada, así como con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con los tramos repartidos de la siguiente forma:

El Tramo 1, que abarca de Palenque a Escárcega, se asignó a Mota-Engil México, China Communications, Gavil Ingeniería, EYASA y Grupo COSH el 23 de abril de 2020, con una propuesta económica de 133,394.9 millones de pesos.

Días después, el 30 de abril, se determinó que el Tramo 2, que recorre Escárcega-Calkiní, se otorgaría a FCC y CICSA, de Carlos Slim, cuya propuesta económica fue de 18,553.7 millones de pesos.

Para el 15 de mayo de ese año, Construcciones Urales, Gami Ingeniería y Azvi se hicieron con el Tramo 3, de Calkiní a Izamal, con una propuesta económica de 10,192.9 millones de pesos. 

El Tramo 4, que va de Izamal a Cancún, se adjudicó a ICA, por tener la concesión para operar hasta 2050 la carretera Kantunil-Cancún, donde el Tren Maya requería más de 200 kilómetros.

El Tramo 5 originalmente sería para un consorcio liderado por el gestor de fondos de inversión BlackRock, el único que presentó una propuesta para construirlo, pero en septiembre de 2020 se declaró como “no solvente” y posteriormente se determinó dividirlo en dos partes: norte y sur.

El segmento sur quedó en manos de México Compañía Constructora —de Germán Larrea, Acciona Infraestructura México, Acciona Construcción y México Proyectos y Desarrollos, consorcio que presentó una propuesta económica de 17,815.6 millones de pesos.

La otra parte se asignó a la Sedena, que también se encargará de los tramos 6 (Tulum-Bacalar) y 7 (Bacalar-Escárcega).

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