24 de diciembre 2022 | 8:13 am

Un artículo pirata para una ministra pirata

Esperé hasta el último minuto para escribir este artículo pirata sobre el escándalo por la tesis profesional de la todavía ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa, porque necesitaba conocer las posturas de Esquivel, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la SCJN, del Presidente de la República, de la Fiscalía General de la República (FGR) y las barras de abogados.

La ministra Esquivel no sólo fue la primera en responder, sino que nos dio una cátedra sobre cómo no abordar el manejo de una crisis, ya que subió a Twitter cuatro cartas firmadas por diversos personajes que la han examinado a lo largo de su carrera y que, salvo la de su directora de tesis, quien tímidamente señaló que la tesis no era un plagio, se limitaron a “certificar” que ha sido una buena alumna, pero ninguno aportó elementos para desacreditar  el artículo de Guillermo Sheridan (del cual nos ocuparemos más adelante).

Poco faltó para que la Ministra publicara su fe bautismal, su certificado de no adeudo predial o una foto con el Presidente (quien terminará siendo el decida su suerte), una bula papal y una carta de no antecedentes penales (la cual debería de tramitar a la de ya), es decir, documentos notoriamente irrelevantes para defender su caso ante la opinión pública que mostraron su total incapacidad para presentar argumentos en su favor y demostrar que su tesis de licenciatura no es idéntica a otra que se defendió

con anterioridad. Qué bueno que la Ministra Esquivel tiene un equipo legal que estudia y redacta sus proyectos de sentencias y sus votos. 

 

La estrategia de Esquivel ha sido tan burda que, me imagino, le solicitó a su otrora asesora de tesis, Martha Rodríguez Ortíz, que acudiera a varios noticieros para hablar en su favor alegando vulgarmente que la tesis no sólo no fue plagiada, sino que esto constituía violencia de género en contra de la Ministra. No, el plagio no tiene género y la corrupción es de lo más democrático que existe.

No tengo problema si la Ministra quiere debatir sobre violencia de género, pero primero necesito que quede constancia de que si le es retirado su grado académico como Licenciada en Derecho, quedaría automáticamente impedida para seguir siendo ministra de la Corte, ya que el artículo 95 constitucional establece en su fracción tercera la obligación para que los y las candidatos y candidatas a ministro o ministra cuenten con un título profesional de Licenciado en Derecho expedido por autoridad o institución legalmente facultada para ello con antigüedad mínima de diez años previos al día de la designación.

Sí, la estrategia de Yasmín Esquivel está llena de errores y no fue capaz de desmentir el plagio, alguien debería decirle a la Ministra que las negaciones no son desmentidos, ya que para desmentir algo hay que invalidar o descalificar de manera contundente y con pruebas, no dimes y diretes.

Así de sencillo o así de complejo

Vamos, si la ministra Esquivel se defiende como se defiende en Twitter, no le veo tamaños para defender su candidatura para suceder al ministro Arturo Zaldívar como presidente de la Corte, ni para defender a la Corte misma, como le correspondería en otro metaverso.

Pero Esquivel no está sola en esto, ya que la UNAM se tardó una vida entera en pronunciarse; las pruebas apuntan a que hay una mafia de plagio de tesis tan exitosa que permitió a una alumna llegar a ser Ministra de la SCJN, el puesto con el que sueñan todos los jóvenes que entran a estudiar a una Facultad de Derecho. Ok, si bien la UNAM, primero a través de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, informó tímidamente que se había iniciado un “análisis pormenorizado del contenido y las circunstancias del caso” a cargo del Comité de Integridad Académica y Científica, no era suficiente para atender la crisis reputacional que enfrenta nuestra universidad, en lo personal me gustaría creer que los integrantes del Tribunal Universitario y el Abogado General de la UNAM, Alfredo Sánchez Castañeda buscaron ganar todo el tiempo posible para emitir vía Twitter, hasta las 19:17 hrs del 23 de diciembre, una nota informativa demoledora. 

La UNAM señaló que después de realizar el cotejo, que medio mundo hizo por Internet de ambas tesis, habían concluido que “las tesis profesionales de una alumna de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, presentada en 1987, con la de un alumno de la Facultad de Derecho, sustentada en 1986, la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de información de esta Universidad encontró que existe un alto nivel de coincidencia entre ambos textos”

Por supuesto que la responsabilidad de la UNAM tiene un límite ya que los responsables de verificar que la todavía Ministra cumplía efectivamente con los requisitos del artículo 95 constitucional son los otros dos Poderes de la Unión, el Ejecutivo y el Judicial (el Senado en este caso) quienes colaboraron para la postulación, el análisis, la discusión, la votación y el nombramiento, previa constatación del cumplimiento de los requisitos.

¿La FGR? No es que debamos sorprendernos, pero tampoco ha dicho nada de nada no obstante que por primera vez hay una verdadera causa para exigir la renuncia de una ministra de la SCJN (lo ocurrido con Eduardo Medina Mora es otra cosa) y, si es que Esquivel opta por no renunciar y la UNAM (como lo señalé previamente) le retira el el título de Licenciada en Derecho, nos enfrentaríamos ante un escenario en el que podría ser acusada por el delito de usurpación de funciones públicas o de profesión contemplado en el artículo 250 del Código Penal Federal. Es decir, que se le podría acusar a Esquivel de atribuirse el carácter de funcionario público sin tenerlo, y ejercitar las funciones inherentes al puesto. ¿La sanción? pues podría ser de hasta 6 años de prisión.

¿La SCJN?, ni siquiera el ministro Zaldívar, quien dejará de ser su presidente en breve, ha hecho un tiktok para estar en onda con la chaviza loca o para informarnos por medio de un comunicado de a cómo están las patadas, y puñaladas por debajo de la mesa del pleno de la Corte por la elección de su próximo presidente o presidenta, lo cual me lleva a plantear el que será el más impopular de mis planteamientos: ¿Estando a nada de la elección para la presidencia de la SCJN alguien le filtró al maestro Guillermo Sheridan la información para sacar de la contienda a quien, en teoría, es (o era) la favorita del Presidente López Obrador?

Esta no sólo es una pregunta a cargo de un servidor, de hecho la he venido leyendo y escuchando a muchos colegas dentro del gremio, lo cual, bajo ninguna circunstancia busca desaparecer lo que podría llegar a convertirse en un acto de corrupción monumental, no por el dinero que pudiese estar involucrado (que creo no iría más allá del sueldo percibido como funcionaria publica durante toda su carrera) sino por el impacto que generaría la destitución de Esquivel como ministra ya que con ello podrían invalidarse sus actuaciones dentro de la Corte.

Vamos, es que llama la atención el que esa información no se filtró cuando aspiraba a magistrada, o a presidenta del Tribunal Contencioso Administrativo del entonces Distrito Federal, o a ministra de la SCJN. Es hasta ahora, que busca la presidencia de la Corte, que nos enteramos de todo. Huele a fuego amigo y hasta se maneja un nombre.

El Consejo Nacional de la Abogacía emitió un pronunciamiento elegante en el que solicita una investigación profunda del caso ya que “la conducta señalada en la nota referida es grave, razón por la cual se hace necesaria la oportuna y expedita investigación, tomando en cuenta, además, que resulta prioritario hacerlo debido a los tiempos electorales que vive la SCJN”

 

Todo bien en este apartado.

¿El Presidente de la República? Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, escribió en Twitter que el presidente López Obrador destacó que la autoridad competente debe resolver el caso del presunto plagio de tesis de la ministra Esquivel. Esto resulta preocupante porque me queda claro que sin el cobijo del Presidente, la ministra no sólo no tiene oportunidad para ganar la elección para ser presidenta de la Corte sino que, en una de esas, ni siquiera podría conservar su lugar.

Por supuesto que, después del comunicado de la UNAM, y de que muy probablemente serán presentadas denuncias ante la FGR, lo lógico es que el Presidente no tendrá de otra más que sacrificar a su Ministra y perder la Presidencia de la Corte en un muy, pero muy complicado cierre de sexenio al que habría que sumarle, dado el caso, de la posible invalidez de las sentencias de Esquivel, algunas muy preciadas para el Presidente como la prisión preventiva oficiosa o la permanencia del ejército en funciones de seguridad pública.

En este punto es prudente precisar que este artículo ha sido redactado en su mayoría gracias al pirataje de tweets que he venido recogiendo durante los últimos días por parte de abogadas y abogados y del público en general; tan sólo me he limitado a acomodar las ideas para que suenen bien, algo bastante superior a lo que hizo con su tesis la todavía ministra Esquivel.

Ahora me remitiré a los hechos: a menos de que las ligas al repositorio de la UNAM fuesen falsas, las tesis que leí son idénticas, bastaba revisar el apartado de las conclusiones de las tesis de Báez Gutiérrez y de Esquivel Mossa para entender que, salvo por las dedicatorias, ambas tienen el mismo contenido, por lo que no tenía la menor duda de que cuando las tesis (y se dice que son muchas más las que están bajo sospecha) fuesen debidamente analizadas, nos enfrentaríamos a un escándalo que cimbrará no solo a la SCJN sino a los tres Poderes de la Unión.

La ministra Esquivel, después del comunicado de la UNAM, se quedó sin margen de maniobra para continuar con su ridícula defensa de lo indefendible y, lo más probable, es que ya haya recibido una llamada desde la Secretaría de Gobernación. Sea como sea, mañana a primera hora el presidente de la República reaccionará con la sangre fría que le caracteriza para otorgarle todo su respaldo a la ministra, con un altísimo costo para su presidencia, o para sacrificarla para deslindarse del impacto por uno de los más sonados escándalos de corrupción que hayamos atestiguado. La ministra, al protestar el cargo de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo hizo a sabiendas de que plagió una tesis para obtener el grado de Licenciada en Derecho y ese, es un acto de corrupción.

Lo más sano sería sugerirle a la todavía ministra Esquivel que presente su renuncia a la Corte de inmediato, antes de que la UNAM, atendiendo a “los tiempos establecidos en la normatividad universitaria”, le retire el grado académico, antes de que sea expulsada de la SCJN y antes de que se integre una carpeta de investigación en la FGR por los posibles delitos cometidos.

Ojalá y la próximamente pasante en Derecho Yasmín Esquivel Mossa renuncie, por honor, por su propio bien y por el bien de México, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aunque primero habría que revisar que no plagie una carta de renuncia.

Bien por mi alma mater, la Universidad Nacional Autónoma de México.

Salvador Mejía es Licenciado en Derecho por la UNAM y Maestro en Anticorrupción por la Universidad Panamericana. Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.

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