Dos horas en la oficina de Santiago Nieto
Recibí su mensaje y despejé mi agenda. Llegué a su oficina con cinco preguntas anotadas en mi libreta, me recibió puntual y me invitó a pasar a su oficina, no hubo café (“mala señal”, pensé), pero intercambiamos un par de comentarios amables y sonrió con su usual discreción. Nos sentamos frente a frente y me quedó claro que lo mejor…