27 de noviembre 2022 | 5:00 am

 

La economía mexicana cerró con fuerza el tercer trimestre del 2022, pero al mismo tiempo mandó señales de focos rojos, principalmente en las actividades industriales.

Además, las presiones inflacionarias y el endurecimiento monetario tanto a nivel nacional como mundial debilitarán al cierre de este año e inicios del 2023 la demanda.

De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) creció 0.70% durante septiembre de año en curso, respecto a agosto pasado.

IGAE

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Este aumento significó hilar tres alzas, así como registrar el mejor resultado en los últimos cinco meses.

Campo y consumo dan la cara

El dinamismo económico se sustentó particularmente en las actividades terciarias, que corresponden al consumo privado, las cuales presentaron un incremento de 1.01% en septiembre, el mejor resultado en cinco meses.

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Dicha alza terciaria se apoyó en los ascensos de comercio y de sectores sensibles a la reapertura económica, como transporte, hospedaje y restaurantes, aunque dentro de las actividades terciarias resaltan las caídas en servicios culturales (1.20%) profesionales (1.14%).

También las actividades primarias crecieron durante septiembre pasado, con una tasa mensual de 0.50%, derivado del desvanecimiento de las sequías extremas de mediados de año.

Sin embargo, los focos rojos se dirigen a las actividades secundarias, que con su baja de 0.25%, la segunda consecutiva, consiguieron su peor resultado en un año.

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La preocupación industrial se centra en minería y manufactura, que exhibieron caídas de 1.21 y 0.27%, respectivamente. En este último sector fue la segunda disminución seguida, manifestando debilidad en la demanda externa, principalmente de Estados Unidos.

Se resentirá más inflación en el 2023

Si bien la economía mexicana cerró con fuerza el tercer trimestre del año, el panorama para lo que queda del 2022 y el comienzo del 2023 es desalentador.

Para Ve por Más (Bx+), el beneficio por la dilución de los efectos de la pandemia sobre la actividad (menos restricciones en producción, normalización demanda por servicios) seguiría vigente, pero en menor magnitud.

Incluso, el reciente repunte en los contagios en China y la latencia de tensiones geopolíticas, pueden volver generar estragos en las cadenas de proveeduría.

A nivel local y mundial, prevemos que la desaceleración en la inflación sea lenta y que, por ello, los bancos centrales mantengan una postura monetaria restrictiva por un largo periodo

advierte Bx+.

Por lo anterior, el grupo financiero indica que con la erosión del poder adquisitivo, altos costos financieros y la creciente incertidumbre económica, el consumo privado, la inversión fija bruta y las exportaciones exhibirán menor dinamismo en adelante.

Ante el deterioro en la demanda interna y externa, estima que el crecimiento del PIB se desacelere fuertemente el próximo año, a 0.8%.

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