Fed, Reserva Federal

29 de diciembre 2020 | 12:13 pm

La respuesta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) a la pandemia de COVID-19 comenzó el 28 de febrero con un comunicado de 44 palabras en el que su presidente, Jerome Powell, reafirmaba su fe en la economía, una táctica de la vieja escuela destinada a calmar a unos mercados financieros que estaban en caída libre.

Sin embargo, al cabo de unas semanas, sus acciones se convirtieron en algo tan innovador que hicieron que el banco central se convirtiera en acreedor del mundo y se abriera a cantidades aterradoras de deuda de riesgo.

Incluso Powell sintió que la Fed había “cruzado muchas fronteras que no se habían cruzado antes”.

Vimos que economías de todo el mundo cerraban y nos sentimos llamados a hacer lo que podíamos

dijo a finales de la primavera

Eso incluyó rápidas promesas de compras masivas de bonos, una ventana abierta para que otros bancos centrales sacaran dólares y, eventualmente, programas de préstamos para virtualmente cualquier negocio de Estados Unidos y muchos gobiernos locales.

Sin embargo, lo que sucedió demostró que los alarmistas estaban equivocados: el balance de la Reserva Federal, una medida aproximada de su peso en la economía, creció mucho menos de lo esperado; sus programas de préstamos más controvertidos atrajeron un interés modesto y terminarán el 8 de enero.

Sin embargo, la Fed demostró lo que puede ser el punto más importante: que importaba solo por estar ahí y actuar con rapidez.

Fed mantiene tasa de referencia y continuará compra de bonos

Reescribió el manual

La Reserva Federal no pudo abordar todos los problemas económicos de la pandemia. El mayor desafío, conseguir dinero para las familias cuando el desempleo alcanzó un récord de posguerra de 14.7%, requirió una ley del Congreso.

Sin embargo, demostró cuán enérgica puede ser para restaurar la confianza en los momentos de fragilidad. Si bien se tomó meses para dar cuerpo a sus respuestas más innovadoras, los pasos clave los dio inmediatamente en marzo, cuando sus herramientas tradicionales -incluyendo la oferta de préstamos a corto plazo a las empresas financieras- se desplegaron con fuerza.

Fue una versión del clásico edicto del banco central de prestar libremente contra una garantía adecuada, pero la velocidad y el tamaño de las medidas iniciales de la Fed “reescribieron el manual”, dijo Julia Coronado, presidenta de la empresa consultora MacroPolicy Perspectives.

Al principio estaban engullendo activos por cientos de miles de millones y reactivando los mercados a la fuerza, y no había ninguna restricción en particular más que ‘vamos a hacerlo hasta que funcione’

Resultó ser un marcado contraste con la respuesta de la Reserva Federal a la crisis financiera de 2008-2009, señaló Coronado, cuando se necesitaron aproximadamente cuatro años para ampliar tres programas sucesivos de “alivio cuantitativo”.

Resultado feliz

La economía de Estados Unidos enfrentó una espantosa serie de riesgos la primavera pasada.

Los esfuerzos para controlar la propagación del COVID-19 desencadenaron un estado de emergencia nacional el 13 de marzo y restricciones que obligaron a sectores enteros de la economía a cerrar temporalmente. 

El cierre de aerolíneas, hoteles, restaurantes y todo lo “no esencial” acabó con 22 millones de empleos entre febrero y abril, desatando el temor a una segunda Gran Depresión.

Para los bancos centrales, las crisis son más peligrosas cuando la confianza se quiebra, cuando lo que se considera un negocio sin riesgos un día, con las dos partes confiando en que seguirán existiendo, parece dudoso al día siguiente. 

La pérdida de la fe, en el peor de los casos, pone fin a los préstamos a corto plazo, lo que mantiene a la economía en general en un estado de incertidumbre y desencadena un colapso mayor.

Cuando comenzó a suceder en marzo, las medidas iniciales de la Reserva Federal apuntalaron el comercio de bonos del Tesoro, préstamos corporativos a corto plazo y otros instrumentos financieros esenciales, lo que podría decirse que evitó que la crisis financiera se sumara a todos los otros problemas.

Se necesitó mucho menos de lo previsto. Analistas, entre ellos el expresidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, pronosticaron que el balance de la Fed superaría los 10 billones de dólares a finales de 2020.

Desde mediados de marzo a mediados de junio, la absorción de activos infló las tenencias de la Reserva Federal de 4.2 billones de dólares a 7.1 billones de dólares. Luego la expansión se frenó, y el balance apenas se ha movido desde entonces.

¿Por qué? Incluso en una crisis única en el siglo, los mercados privados -sabiendo que la Reserva Federal estaba preparada- proporcionaron muchos préstamos por su cuenta, lubricando la economía y manteniendo el riesgo en manos privadas en lugar de cargarlo al banco central.

“Ese fue un resultado feliz”, dijo William English, profesor de la Escuela de Administración de Yale y exjefe de la división de política monetaria de la Fed. “La gente pensó que la Reserva Federal tendría que hacer una provisión de crédito más directa”.

“Resultó que los anuncios básicamente significaron que los inversores se sintieron cómodos de nuevo”, agregó.

El juego cambió ‘para bien’

La naturaleza de la crisis puede haber ayudado.

Los últimos nueve meses han sido devastadores, con más de 19.3 millones de personas en Estados Unidos infectadas con COVID-19 hasta este martes, según la Universidad Johns Hopkins, y más de 335,000 muertos. 

Aproximadamente 10 millones menos de personas están trabajando ahora en comparación de febrero. La economía a finales de 2020 será más o menos del tamaño que era a finales de 2018.

Aun así, fue una crisis con una causa clara la que sacudió una economía por lo demás saludable. Una resolución de la pandemia aparece ahora a la vista, luego de que las primeras vacunas se desplegaron este mes.

La economía sigue técnicamente en recesión, con millones de familias enfrentando dificultades y con meses por delante hasta que se sienta el impacto total de la vacuna.

A lo largo del año, el papel de la Reserva Federal se ha redefinido en parte: la crisis la obligó a cooperar más estrechamente con el Tesoro y a desempeñar un papel potencialmente más importante en el futuro para mantener bajos los costos de los préstamos del gobierno a medida que el país financia niveles récord de deuda pública.

Pero en términos de futuras crisis, la fórmula de la Fed debería quedar establecida, dijo Coronado.

“Al principio, la narración era que la política monetaria era algo dado”, dijo Coronado, pero en cambio “fue enormemente impactante. El juego cambió dramáticamente y para bien”.

Advertisement
Advertisement