11 de octubre 2019 | 7:49 am
El Nobel de la Paz recompensó este viernes al primer ministro etíope, Abiy Ahmed, artífice de la asombrosa reconciliación entre su país y Eritrea y de reformas que quieren transformar radicalmente a este país africano, castigado por el autoritarismo durante años.
Abiy, de 43 años, recibe el prestigioso galardón “por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, particularmente por su iniciativa decisiva destinada a resolver el conflicto fronterizo con Eritrea”, declaró la presidenta del Comité Nobel noruego, Berit Reiss-Andersen.
El premio significará un impulso para el dirigente, que aún no ha concluido su tarea y se enfrenta a una creciente ola de violencia entre diferentes grupos en su país, donde hay previstas elecciones legislativas en mayo de 2020.
“Honrado” y “feliz” por el reconocimiento, Abiy Ahmed agradeció “un premio otorgado a África”.
Me imagino que otros líderes de África pensarán ahora que es posible trabajar en los procesos de construcción de paz en nuestro continente,
dijo el joven dirigente etíope, en una breve conversación telefónica con las instituciones del Nobel.
El premio también quiere “expresar un reconocimiento a todos los actores que trabajan por la paz y la reconciliación en Etiopía y en las regiones del este y noreste africanos”, agregó la responsable.
El Comité Nobel subrayó especialmente la labor del presidente de Eritrea, Issaias Afworki.
“A la paz no se llega únicamente gracias a las acciones de una sola persona. Cuando el primer ministro Abiy tendió la mano, el presidente Afwerki la aceptó y contribuyó a dar forma al proceso de paz entre los dos países”, indicó el organismo.
Para el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el acercamiento entre Eritrea y Etiopía es un “impulso para la estabilidad de la región”.
El acuerdo de paz “abrió nuevas oportunidades para la seguridad y la estabilidad en la región y el liderazgo del primer ministro Ahmed ha brindado un ejemplo formidable a los países de África y de otros lugares que buscan superar las resistencias del pasado y dar prioridad al interés de la población”, declaró Guterres, en un comunicado.
Un visionario
Desde que tomó las riendas del segundo país más poblado de África, en abril de 2018, Abiy Ahmed comenzó el acercamiento con el país vecino, antaño una provincia etíope. Apenas seis meses después de su investidura, en julio de 2018, firmó la paz con Eritrea y puso fin así a 20 años de enfrentamientos.
Etiopía liberó a miles de disidentes, pidió perdón por la brutalidad estatal y recibió con los brazos abiertos a miembros de grupos exiliados que sus antecesores habían calificado de “terroristas”.
Abiy, nacido en una familia muy pobre, fue visto como un visionario y un reformista con la capacidad de inyectar optimismo en esta zona del mundo castigada por la miseria y la corrupción.
Sin embargo, el entusiasmo dejó paso a la frustración. La frontera entre los dos países está de nuevo cerrada, la firma de acuerdos comerciales se hace esperar y Etiopía aún no tiene acceso a los puertos de Eritrea. Según analistas, el camino para la paz duradera será largo.
“El comité Nobel espera que el premio Nobel de la Paz refuerce al primer ministro Abiy en su trabajo en favor de la paz y la reconciliación”, estimó este viernes Reiss-Andersen.
Este premio es “es un reconocimiento y también un impulso a sus esfuerzos. Somos conscientes de que queda mucho por hacer”, agregó.
En la misma línea, Amnistía Internacional (AI) confió en que el Nobel estimule a Abiy a llevar a cabo “más reformas” por los derechos humanos.
¿Elecciones posibles?
En este momento, muchos dudan de la capacidad de Abiy de organizar “elecciones libres, justas y democráticas” en mayo de 2020 debido a la violencia interna que fisura el país.
La inseguridad en el país provocó en 2018 el desplazamiento forzoso de dos millones de personas.
El primer ministro también es objeto de críticas y amenazas por parte de los exdirigentes del país y ya sufrió un intento de asesinato desde su llegada al poder.
Etiopía tiene 110 millones de habitantes y ocupa uno de los últimos lugares de la lista de democracia 2018 realizada por The Economist.
Más de 300 personalidades y organizaciones eran candidatas este año a recibir el Nobel de la Paz.
En 2018, la Academia sueca premió al ginecólogo congoleño Denis Mukwege y a la yazidí Nadia Murad, por su combate contra la violencia sexual.
Además de Abiy Ahmed, este año sonaron con fuerza para el Nobel de la Paz los nombres de Greta Thunberg, estandarte sueca de la lucha contra el cambio climático, o de los grandes actores que luchan contra las crisis migratorias y las situaciones de emergencia en el mundo como la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) o la oenegé SOS Mediterranée.
El jueves, la Academia sueca concedió a la polaca Olga Tokarczuk el premio Nobel de Literatura 2018 y al austriaco Peter Handke, el de 2019. En 2018, la Academia que otorga los Nobel se vio envuelta en un escándalo de agresión sexual y no se concedió el premio Nobel de Literatura.
Todos los premiados reciben un premio de nueve millones de coronas (830,000 euros o USD 920,000), que deben repartirse en el caso de que haya más de un premiado, además de una medalla de oro y un diploma.
La entrega de premios tendrá lugar el 10 de diciembre, fecha del aniversario de la muerte de su fundador, el industrial y filántropo sueco Alfred Nobel (1833-1896).
Nobel de la Paz para el primer ministro etíope Abiy Ahmed
AFP
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11 de octubre 2019 | 7:49 am
El Nobel de la Paz recompensó este viernes al primer ministro etíope, Abiy Ahmed, artífice de la asombrosa reconciliación entre su país y Eritrea y de reformas que quieren transformar radicalmente a este país africano, castigado por el autoritarismo durante años.
Abiy, de 43 años, recibe el prestigioso galardón “por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, particularmente por su iniciativa decisiva destinada a resolver el conflicto fronterizo con Eritrea”, declaró la presidenta del Comité Nobel noruego, Berit Reiss-Andersen.
El premio significará un impulso para el dirigente, que aún no ha concluido su tarea y se enfrenta a una creciente ola de violencia entre diferentes grupos en su país, donde hay previstas elecciones legislativas en mayo de 2020.
“Honrado” y “feliz” por el reconocimiento, Abiy Ahmed agradeció “un premio otorgado a África”.
dijo el joven dirigente etíope, en una breve conversación telefónica con las instituciones del Nobel.
El premio también quiere “expresar un reconocimiento a todos los actores que trabajan por la paz y la reconciliación en Etiopía y en las regiones del este y noreste africanos”, agregó la responsable.
El Comité Nobel subrayó especialmente la labor del presidente de Eritrea, Issaias Afworki.
“A la paz no se llega únicamente gracias a las acciones de una sola persona. Cuando el primer ministro Abiy tendió la mano, el presidente Afwerki la aceptó y contribuyó a dar forma al proceso de paz entre los dos países”, indicó el organismo.
Para el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el acercamiento entre Eritrea y Etiopía es un “impulso para la estabilidad de la región”.
El acuerdo de paz “abrió nuevas oportunidades para la seguridad y la estabilidad en la región y el liderazgo del primer ministro Ahmed ha brindado un ejemplo formidable a los países de África y de otros lugares que buscan superar las resistencias del pasado y dar prioridad al interés de la población”, declaró Guterres, en un comunicado.
Un visionario
Desde que tomó las riendas del segundo país más poblado de África, en abril de 2018, Abiy Ahmed comenzó el acercamiento con el país vecino, antaño una provincia etíope. Apenas seis meses después de su investidura, en julio de 2018, firmó la paz con Eritrea y puso fin así a 20 años de enfrentamientos.
Etiopía liberó a miles de disidentes, pidió perdón por la brutalidad estatal y recibió con los brazos abiertos a miembros de grupos exiliados que sus antecesores habían calificado de “terroristas”.
Abiy, nacido en una familia muy pobre, fue visto como un visionario y un reformista con la capacidad de inyectar optimismo en esta zona del mundo castigada por la miseria y la corrupción.
Sin embargo, el entusiasmo dejó paso a la frustración. La frontera entre los dos países está de nuevo cerrada, la firma de acuerdos comerciales se hace esperar y Etiopía aún no tiene acceso a los puertos de Eritrea. Según analistas, el camino para la paz duradera será largo.
“El comité Nobel espera que el premio Nobel de la Paz refuerce al primer ministro Abiy en su trabajo en favor de la paz y la reconciliación”, estimó este viernes Reiss-Andersen.
Este premio es “es un reconocimiento y también un impulso a sus esfuerzos. Somos conscientes de que queda mucho por hacer”, agregó.
En la misma línea, Amnistía Internacional (AI) confió en que el Nobel estimule a Abiy a llevar a cabo “más reformas” por los derechos humanos.
¿Elecciones posibles?
En este momento, muchos dudan de la capacidad de Abiy de organizar “elecciones libres, justas y democráticas” en mayo de 2020 debido a la violencia interna que fisura el país.
La inseguridad en el país provocó en 2018 el desplazamiento forzoso de dos millones de personas.
El primer ministro también es objeto de críticas y amenazas por parte de los exdirigentes del país y ya sufrió un intento de asesinato desde su llegada al poder.
Etiopía tiene 110 millones de habitantes y ocupa uno de los últimos lugares de la lista de democracia 2018 realizada por The Economist.
Más de 300 personalidades y organizaciones eran candidatas este año a recibir el Nobel de la Paz.
En 2018, la Academia sueca premió al ginecólogo congoleño Denis Mukwege y a la yazidí Nadia Murad, por su combate contra la violencia sexual.
Además de Abiy Ahmed, este año sonaron con fuerza para el Nobel de la Paz los nombres de Greta Thunberg, estandarte sueca de la lucha contra el cambio climático, o de los grandes actores que luchan contra las crisis migratorias y las situaciones de emergencia en el mundo como la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) o la oenegé SOS Mediterranée.
El jueves, la Academia sueca concedió a la polaca Olga Tokarczuk el premio Nobel de Literatura 2018 y al austriaco Peter Handke, el de 2019. En 2018, la Academia que otorga los Nobel se vio envuelta en un escándalo de agresión sexual y no se concedió el premio Nobel de Literatura.
Todos los premiados reciben un premio de nueve millones de coronas (830,000 euros o USD 920,000), que deben repartirse en el caso de que haya más de un premiado, además de una medalla de oro y un diploma.
La entrega de premios tendrá lugar el 10 de diciembre, fecha del aniversario de la muerte de su fundador, el industrial y filántropo sueco Alfred Nobel (1833-1896).
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AFP
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