27 de septiembre 2020 | 5:00 am
Por Ellen R. Wald, Ph.D.
La política estadounidense afecta enormemente el precio del petróleo, tanto en términos de oferta como de demanda.
La razón: antes del coronavirus, Estados Unidos era el mayor productor y consumidor de petróleo del mundo. Las decisiones de política exterior de Estados Unidos también afectan a la producción y al comercio de petróleo extranjero.
Dada esta gran influencia sobre el mercado petrolero, es importante que los traders se mantengan al tanto de cómo podrían afectar las elecciones presidenciales de Estados Unidos a la producción y los precios de la materia prima.
Las próximas elecciones se celebrarán el 3 de noviembre, y el primer debate entre el presidente Trump y el vicepresidente Biden tendrá lugar el martes 29 de septiembre.
Si Trump es reelegido, se espera que el gobierno federal conserve las mismas políticas con respecto a la producción nacional de petróleo y gas de Estados Unidos. Por otro lado, si Biden se convierte en presidente, es probable que las políticas federales de producción de petróleo y gas cambien, pero no está del todo claro en qué.
Política petrolera: Biden ‘vs’ Trump
Cuando se trata de planes de política energética, Biden no ha sido consistente. A veces dice que quiere poner fin al uso de combustibles fósiles e implementar el Green New Deal, y en otras ocasiones ha declarado que no prohibiría del todo el fracking.
Sabríamos más si Biden aclarara su postura, pero incluso entonces será complicado porque las declaraciones que hacen los candidatos durante una campaña no siempre reflejan la forma en que se comportan cuando llegan al cargo. Por ejemplo, el presidente George W. Bush era un magnate del petróleo y se pensaba que sería amable con el sector petrolero, pero fue con Obama —líder conocido como ambientalista— cuando la industria de petróleo y gas de Estados Unidos realmente prosperó.
Si el presidente Trump consigue un segundo mandato, los traders podrían esperar que la política exterior de Estados Unidos continúe en su trayectoria actual. Las sanciones que impiden las exportaciones de petróleo y gas de Irán y Venezuela podrían continuar o aumentar.
Biden, por otro lado, promulgaría una política exterior diferente a este respecto. Ha dicho que implementaría una política drásticamente diferente hacia Irán, sin embargo, no está claro si eso incluiría una relajación de las sanciones al petróleo de Irán.
Según Platts, Irán produjo en agosto 1.95 millones de barriles al día. Irán probablemente vería la victoria de Biden como una razón para poner más petróleo en el mercado, clandestina o abiertamente. China probablemente también compraría más petróleo a Irán, al menos a través de los mismos canales extraoficiales que usaba para comprar furtivamente petróleo iraní contraviniendo las sanciones en el pasado.
Si se relajan las sanciones, los otros clientes de Irán, India y Corea, probablemente reanudarían las compras de petróleo y gas, pero los traders no deberían esperar que las empresas europeas entren en la escena petrolera iraní todavía. Irán sigue sin ser un entorno empresarial prometedor para ellos.
Si Irán aumenta su producción y ventas durante una hipotética administración de Biden, la política de la OPEP se vería afectada. Tal situación podría desestabilizar potencialmente el acuerdo de la OPEP+ si Irán exige una consideración especial para sobrepasar su cuota de producción debido al lastre económico que las sanciones estadounidenses han supuesto al país. Si el petróleo iraní se añade al mercado antes de que mejore significativamente el actual periodo de baja demanda, los precios del petróleo descenderían aún más. Sin embargo, la recuperación de la producción de Irán llevaría algún tiempo, por lo que parece razonable suponer que observaríamos una recuperación significativa de la demanda antes de poder producir 3.5 o 4 millones de barriles al día.
Una victoria de Biden también podría suponer el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos contra el petróleo venezolano. Sin embargo, el mercado petrolero de Venezuela está en tan mal estado que el país probablemente no sería capaz de exportar ningún petróleo durante algún tiempo. Venezuela también ha visto huir del país a una gran parte de su talento en el sector en los últimos años, lo que complicaría aún más los esfuerzos para aumentar la producción.
De hecho, probablemente veríamos más exportaciones iraníes de petróleo y gasolina dirigiéndose hacia Venezuela hasta que la industria venezolana volviera a ponerse de pie. Es probable que Venezuela experimentara una afluencia de inversión y personal de Rusia, y posiblemente de China, para poner en marcha su industria. Incluso en un mercado sobreabastecido —debido a que Venezuela produce principalmente petróleo pesado—, la demanda sería muy elevada si regresara al mercado, incluso en Estados Unidos. Por lo tanto, a pesar de las importantes barreras (pérdida de talento, gastos, corrupción gubernamental, degradación de la infraestructura), Venezuela probablemente atraería a las partes interesadas para rehabilitar el sector y comprar su petróleo.
Otras noticias sobre la política estadounidense procedentes de California han acaparado la atención del mercado petrolero esta semana. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha firmado una orden ejecutiva que prohibía la venta de automóviles de motor de combustión interna en su estado para 2035. California es el estado más grande de Estados Unidos, con alrededor de 40 millones de personas, pero esto no es tan importante como parece ya que Newsom probablemente carece de la autoridad para hacer esto, y podría ser anulado fácilmente por un futuro gobernador de aquí a 2035.
Además, es una orden poco práctica porque la red eléctrica de California carece de la capacidad para gestionar todo esto. Aunque esta orden podría copiarse en otros estados, los traders de petróleo no deberían dar demasiada importancia a estos esfuerzos estatales a menos —o hasta— que los fabricantes de automóviles comiencen a responder a ellos modificando su estrategia.
La nota Biden vs. Trump: Cómo podría influir el próximo presidente en el mercado petrolero apareció por primera vez en Investing.com
Biden vs. Trump: Cómo podría influir el próximo presidente de Estados Unidos en el mercado petrolero
Investing.com
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27 de septiembre 2020 | 5:00 am
Por Ellen R. Wald, Ph.D.
La política estadounidense afecta enormemente el precio del petróleo, tanto en términos de oferta como de demanda.
La razón: antes del coronavirus, Estados Unidos era el mayor productor y consumidor de petróleo del mundo. Las decisiones de política exterior de Estados Unidos también afectan a la producción y al comercio de petróleo extranjero.
Dada esta gran influencia sobre el mercado petrolero, es importante que los traders se mantengan al tanto de cómo podrían afectar las elecciones presidenciales de Estados Unidos a la producción y los precios de la materia prima.
Las próximas elecciones se celebrarán el 3 de noviembre, y el primer debate entre el presidente Trump y el vicepresidente Biden tendrá lugar el martes 29 de septiembre.
Si Trump es reelegido, se espera que el gobierno federal conserve las mismas políticas con respecto a la producción nacional de petróleo y gas de Estados Unidos. Por otro lado, si Biden se convierte en presidente, es probable que las políticas federales de producción de petróleo y gas cambien, pero no está del todo claro en qué.
Política petrolera: Biden ‘vs’ Trump
Cuando se trata de planes de política energética, Biden no ha sido consistente. A veces dice que quiere poner fin al uso de combustibles fósiles e implementar el Green New Deal, y en otras ocasiones ha declarado que no prohibiría del todo el fracking.
Sabríamos más si Biden aclarara su postura, pero incluso entonces será complicado porque las declaraciones que hacen los candidatos durante una campaña no siempre reflejan la forma en que se comportan cuando llegan al cargo. Por ejemplo, el presidente George W. Bush era un magnate del petróleo y se pensaba que sería amable con el sector petrolero, pero fue con Obama —líder conocido como ambientalista— cuando la industria de petróleo y gas de Estados Unidos realmente prosperó.
Si el presidente Trump consigue un segundo mandato, los traders podrían esperar que la política exterior de Estados Unidos continúe en su trayectoria actual. Las sanciones que impiden las exportaciones de petróleo y gas de Irán y Venezuela podrían continuar o aumentar.
Biden, por otro lado, promulgaría una política exterior diferente a este respecto. Ha dicho que implementaría una política drásticamente diferente hacia Irán, sin embargo, no está claro si eso incluiría una relajación de las sanciones al petróleo de Irán.
Según Platts, Irán produjo en agosto 1.95 millones de barriles al día. Irán probablemente vería la victoria de Biden como una razón para poner más petróleo en el mercado, clandestina o abiertamente. China probablemente también compraría más petróleo a Irán, al menos a través de los mismos canales extraoficiales que usaba para comprar furtivamente petróleo iraní contraviniendo las sanciones en el pasado.
Si se relajan las sanciones, los otros clientes de Irán, India y Corea, probablemente reanudarían las compras de petróleo y gas, pero los traders no deberían esperar que las empresas europeas entren en la escena petrolera iraní todavía. Irán sigue sin ser un entorno empresarial prometedor para ellos.
Si Irán aumenta su producción y ventas durante una hipotética administración de Biden, la política de la OPEP se vería afectada. Tal situación podría desestabilizar potencialmente el acuerdo de la OPEP+ si Irán exige una consideración especial para sobrepasar su cuota de producción debido al lastre económico que las sanciones estadounidenses han supuesto al país. Si el petróleo iraní se añade al mercado antes de que mejore significativamente el actual periodo de baja demanda, los precios del petróleo descenderían aún más. Sin embargo, la recuperación de la producción de Irán llevaría algún tiempo, por lo que parece razonable suponer que observaríamos una recuperación significativa de la demanda antes de poder producir 3.5 o 4 millones de barriles al día.
Una victoria de Biden también podría suponer el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos contra el petróleo venezolano. Sin embargo, el mercado petrolero de Venezuela está en tan mal estado que el país probablemente no sería capaz de exportar ningún petróleo durante algún tiempo. Venezuela también ha visto huir del país a una gran parte de su talento en el sector en los últimos años, lo que complicaría aún más los esfuerzos para aumentar la producción.
De hecho, probablemente veríamos más exportaciones iraníes de petróleo crudo y gasolina dirigiéndose hacia Venezuela hasta que la industria venezolana volviera a ponerse de pie. Es probable que Venezuela experimentara una afluencia de inversión y personal de Rusia, y posiblemente de China, para poner en marcha su industria. Incluso en un mercado sobreabastecido —debido a que Venezuela produce principalmente petróleo pesado—, la demanda sería muy elevada si regresara al mercado, incluso en Estados Unidos. Por lo tanto, a pesar de las importantes barreras (pérdida de talento, gastos, corrupción gubernamental, degradación de la infraestructura), Venezuela probablemente atraería a las partes interesadas para rehabilitar el sector y comprar su petróleo.
Otras noticias sobre la política estadounidense procedentes de California han acaparado la atención del mercado petrolero esta semana. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha firmado una orden ejecutiva que prohibía la venta de automóviles de motor de combustión interna en su estado para 2035. California es el estado más grande de Estados Unidos, con alrededor de 40 millones de personas, pero esto no es tan importante como parece ya que Newsom probablemente carece de la autoridad para hacer esto, y podría ser anulado fácilmente por un futuro gobernador de aquí a 2035.
Además, es una orden poco práctica porque la red eléctrica de California carece de la capacidad para gestionar todo esto. Aunque esta orden podría copiarse en otros estados, los traders de petróleo no deberían dar demasiada importancia a estos esfuerzos estatales a menos —o hasta— que los fabricantes de automóviles comiencen a responder a ellos modificando su estrategia.
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