5 de noviembre 2018 | 5:00 am

La diferencia de tasas que pagan los bonos de corto y largo plazo en México se ha reducido considerablemente en los últimos meses, lo que ha comenzado a encender algunas alertas.

Un bono a 10 años en México paga un rendimiento de 8.80%, cuando el bono a un año otorga una tasa de 8.49%, una diferencia de apenas 31 puntos base, hasta el 1 de noviembre. En los últimos cinco años la brecha entre uno y otro instrumento ha sido de un promedio de 150 puntos base.

Una curva de rendimiento de bonos es una forma de medir el sentimiento de los inversionistas sobre el riesgo en un país. Por lo general, los bonos a corto plazo tienen rendimientos más bajos para reflejar el hecho de que el dinero de un inversionista está en menor riesgo; en tanto que si el plazo del bono está a un mayor plazo, paga mayor tasa.

Como un punto extra, el extremo corto de la curva está asociado principalmente a las expectativas del mercado sobre las políticas monetarias de los bancos centrales, de acuerdo con Fidelity, una firma de inversiones.

En México, el Banco de México ha elevado la tasa de interés referencial en 475 puntos base desde finales del 2015 y lo más probable es que vuelva a incrementarla en otros 25 puntos base en renunión de política monetaria del próximo 15 de noviembre para llevarla a 8%.

Si bien una curva de bonos plana, es decir, donde los de largo y corto plazo pagan casi lo mismo, puede responder a una situación normal del mercado, lo que se debe de cuidar es que la curva no se invierta. Esto es que los instrumentos de corto plazo paguen más que los de largo plazo.

Una curva de rendimiento invertida ha sido históricamente uno de los principales indicadores fuertes de una desaceleración económica

 publicó Vanguard en un reporte. 

En lo que va del año, los bonos mexicanos a un año han llegado a pagar un rendimiento mayor que sus similares de 10 años. Uno de los periodos más prolongados se dio de finales de febrero a mediados de mayo.

Antes de ser pesimistas, en el corto plazo hay un punto a favor de México: los sólidos fundamentales. La economía del país hila 35 trimestres de crecimiento. Sin embargo, no se pueden negar las presiones que existen en el mercado. Una de ellas es que la Reserva Federal de Estados Unidos tiene previsto aumentar su tasa de interés en diciembre y, al menos, dos veces más en el 2019.

A la presión externa se puede sumar una percepción de riesgo local, donde los movimientos de las tasas ya se han hecho notar.

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