4 de julio 2021 | 5:00 am
Cemex, la mayor productora de concreto de América del Norte, se comprometió a reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 40% antes de 2030 y eliminarlas para 2050, objetivos ambiciosos que reflejan la creciente presión sobre la industria por parte de reguladores e inversionistas.
Sin embargo, los grandes desafíos en tecnología, control de costos, regulación medioambiental y normas de construcción podrían entorpecer su plan, evidenciando la dificultad de volver más limpia una industria que está entre las mayores emisoras de gases de efecto invernadero en el mundo, según entrevistas con ejecutivos de Cemex, grupos de la industria y especialistas.
El cemento, un ingrediente clave del concreto, contribuye con alrededor del 8% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), según Chatham House, un centro londinense de Londres. Eso es mucho más que la industria de la aviación mundial, de acuerdo con datos del Air Transport Action Group, un grupo de la industria.
La industria del cemento produce más CO2 que cualquier nación, excepto Estados Unidos, China e India, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y emite carbono en cada paso de la cadena de fabricación y suministro, lo que dificulta especialmente la reducción de emisiones.
La contaminación por CO2 comienza con la extracción de piedra caliza y continúa con el proceso químico utilizado para convertirla en cemento, la energía para fábricas y hornos y los combustibles para embarcarla a todo el mundo para proyectos que van desde patios hasta rascacielos.
Los desafíos que enfrenta Cemex son comunes en toda la industria y otros importantes fabricantes de cemento y concreto, incluidos Breedon Group, Asia Cement y UltraTech Cement, han establecido objetivos similares para producir el llamado “concreto neutro en carbono”.
Sin embargo, es posible que Cemex tenga más dificultades que otras empresas, porque los códigos de construcción en Estados Unidos, uno de sus mercados más importantes, no permiten muchos ingredientes alternativos para el cemento que podrían reducir las emisiones.
Los escépticos de las promesas de la industria dicen que las empresas dependen en gran medida de la tecnología de captura de carbono que sigue sin estar probada y no es económica.
Además, sostienen, las empresas no pueden cumplir con sus objetivos de reducción de carbono sin la cooperación de reguladores, arquitectos, constructores y consumidores que permitan el cambio a procesos y materiales con menos carbono.
“Estamos hablando de algunos objetivos realmente muy ambiciosos para lo que podría decirse que es el sector industrial más difícil de descarbonizar”, dijo Gaurav Sant, profesor de ingeniería de la UCLA y director de su Instituto para la Gestión del Carbono.
“A la espera de importantes avances tecnológicos, no tengo claro cómo se van a cumplir”, añadió.
El compromiso de Cemex se aplica solo a su concreto no a su cemento. Pero cumplir los compromisos para el concreto implicará necesariamente importantes reducciones de emisiones en el proceso de fabricación de cemento, que produce la mayor parte de las emisiones de CO2 de la industria.
Cemex y otras empresas también planean utilizar programas de compensación para cumplir con sus objetivos. Esto implica inversiones separadas en proyectos que reduzcan emisiones, como plantaciones de árboles o centrales de energía solar, para compensar el carbono producido por las industrias contaminantes.
Sin embargo, Cemex dijo que la compensación representará solo una pequeña parte de las reducciones previstas.
El desafío central que enfrenta la industria del cemento refleja el mismo problema de todos los generadores de contaminación: reducir las emisiones sin reducir las ganancias.
El cemento se vende muy bien, después de todo, porque es relativamente barato. El crecimiento del sector también depende de la demanda de los países en desarrollo, donde los constructores no pueden permitirse materiales más costosos.
Cemex tiene un nuevo concreto llamado Vertua, elaborado con productos y procesos con menores emisiones que es vendido principalmente en Europa, pero cuesta hasta un 50% más, un incremento que, según la compañía, puede justificarse por tiempos de secado más rápidos que aceleran la construcción.
La cementera dice que puede cumplir con sus ambiciosos objetivos climáticos alimentando sus fábricas con energía renovable, tecnología de captura de carbono y combustibles alternativos en los hornos empleados en la fabricación de cemento.
Davidé Zampini, director de investigación y desarrollo de Cemex, dijo que la compañía está “bastante segura” de que puede cumplir o superar sus objetivos ambientales “si hacemos bien algunas tecnologías correctamente y realmente damos en el blanco”.
Esa confianza llevó a la compañía en junio a elevar su objetivo de reducción de emisiones para 2030 a un 40% desde el 35% anterior. Cemex dijo que planea gastar 60 millones de dólares anuales en ese esfuerzo.
Ejecutivos de Cemex reconocen, sin embargo, que el éxito depende de un mayor desarrollo de tecnología de captura de carbono y de regímenes regulatorios favorables en los países donde opera para fomentar el reciclaje de residuos y el uso de combustibles e ingredientes alternativos.
“Abogaremos activamente en nuestros mercados” por tales cambios regulatorios, dijo el director general de Cemex, Fernando González, en una presentación virtual en junio.
Presión creciente
Gobiernos e inversores de todo el mundo están presionando a las empresas para que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.
El magnate y activista climático Bill Gates recientemente puso el cemento en el centro de atención cuando lo calificó como el sector más preocupante en el esfuerzo por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El concreto es el material de construcción más popular en el mundo. Gran parte de sus emisiones de CO2 provienen de la producción de cemento, que constituye entre el 10% y el 15% de la mezcla típica de concreto.
Las emisiones comienzan con la extracción de materias primas como la piedra caliza y su trituración para prepararla para un proceso llamado calcinación.
Ese proceso, una gran fuente de emisiones de CO2, implica calentar las materias primas en enormes hornos, a menudo alimentados por carbón o gas natural, a temperaturas de hasta 1,450 grados centígrados.
El calentamiento produce bolas del tamaño de una canica conocidas como clínker, que luego son molidas y mezcladas con otros ingredientes para hacer el cemento.
Ejecutivos de Cemex dijeron que la compañía planea reducir las emisiones en parte mediante el uso de sustitutos del clínker que son derivados de otros procesos industriales, como el aceite de esquisto quemado o desechos de hornos de vidrio.
El plan es equipar eventualmente las plantas con tecnología de captura de carbono, que tiene como objetivo capturar las emisiones de la actividad industrial y almacenar el CO2 bajo tierra. Empresas petroleras también utilizan el carbono capturado inyectándolo en pozos para liberar crudo.
Las empresas de cemento y concreto a veces reciben ayuda de los gobiernos junto con la presión para reducir las emisiones. Cemex, por ejemplo, recibió recientemente 6.5 millones de dólares en subvenciones federales de Estados Unidos para desarrollar tecnología de captura de carbono.
Otras veces, los gobiernos ponen obstáculos a la descontaminación del negocio del concreto.
En México, donde Cemex tiene sus oficinas centrales, el presidente Andes Manuel López Obrador tiene otras prioridades. Su gestión fomenta el uso de crudo y gas de la petrolera estatal Pemex.
Su gobierno no se opone específicamente a las energías renovables, pero sus políticas favorecen a las empresas locales sobre las extranjeras, lo que ha ralentizado el desarrollo de las energías renovables.
Eso hace que sea poco probable que haya más energía renovable disponible o asequible para empresas como Cemex, aseveró Vicente Saisó, director de sostenibilidad de la empresa.
“Es una situación muy difícil que estamos enfrentando”, agregó. La oficina del presidente de México declinó hacer comentarios.
Restricciones en Estados Unidos
Ejecutivos de Cemex dijeron que sus planes para el concreto amigable con el clima también requerirían cambios regulatorios importantes en los códigos de construcción en Estados Unidos, que representa aproximadamente el 22% de sus ventas.
Los estándares y códigos de construcción para algunos proyectos estadounidenses pueden ser “completamente restrictivos”, afirmó Saisó.
Los ingredientes del concreto estadounidense suelen estar impuestos por los códigos de construcción locales y se basan en el cemento Portland, una variedad habitual desde el siglo XIX.
A menudo no se adaptan a las nuevas mezclas con menos emisiones de carbono que están desarrollando empresas como Cemex, dijo Saisó.
Funcionarios de la Asociación de Cemento Portland (PCA), con sede en Estados Unidos, afirmaron que apoyan los productos más respetuosos con el clima, pero citaron el temor a la responsabilidad civil como un obstáculo para que arquitectos e ingenieros los adopten.
Los expertos del sector afirman que los concreto fabricados con ingredientes más ecológicos son capaces de ofrecer la misma resistencia y seguridad que el cemento Portland.
A Cemex le resulta más fácil producir y vender productos de concreto más ecológicos en Europa, donde los impuestos sobre la energía y la contaminación en virtud del nuevo Acuerdo Verde de la Unión Europea fomentan un cambio hacia alternativas más limpias.
La Unión Europea también tiene un sistema de comercio de emisiones que esencialmente cobra a las instalaciones por emitir cantidades específicas de dióxido de carbono.
Ese tipo de regulación ha impulsado actualizaciones en las operaciones europeas de Cemex, incluido un horno más eficiente en su planta en Rudniki, Polonia, lo que resultó en una caída del 16% en las emisiones de dióxido de carbono desde 2018.
La compañía también tiene un límite más alto para sí misma en la región, con el objetivo de reducir las emisiones en un 55% para 2030.
“Una buena regulación que nos incentiva a seguir siendo competitivos en Europa y a impulsar nuestras reducciones de carbono es bienvenida”, dijo Andrew Spencer, vicepresidente de asuntos corporativos de Cemex Europa.
Cemex y otros fabricantes de concreto enfrentan grandes desafíos en compromisos climáticos
Reuters
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4 de julio 2021 | 5:00 am
Cemex, la mayor productora de concreto de América del Norte, se comprometió a reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 40% antes de 2030 y eliminarlas para 2050, objetivos ambiciosos que reflejan la creciente presión sobre la industria por parte de reguladores e inversionistas.
Sin embargo, los grandes desafíos en tecnología, control de costos, regulación medioambiental y normas de construcción podrían entorpecer su plan, evidenciando la dificultad de volver más limpia una industria que está entre las mayores emisoras de gases de efecto invernadero en el mundo, según entrevistas con ejecutivos de Cemex, grupos de la industria y especialistas.
El cemento, un ingrediente clave del concreto, contribuye con alrededor del 8% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), según Chatham House, un centro londinense de Londres. Eso es mucho más que la industria de la aviación mundial, de acuerdo con datos del Air Transport Action Group, un grupo de la industria.
La industria del cemento produce más CO2 que cualquier nación, excepto Estados Unidos, China e India, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y emite carbono en cada paso de la cadena de fabricación y suministro, lo que dificulta especialmente la reducción de emisiones.
La contaminación por CO2 comienza con la extracción de piedra caliza y continúa con el proceso químico utilizado para convertirla en cemento, la energía para fábricas y hornos y los combustibles para embarcarla a todo el mundo para proyectos que van desde patios hasta rascacielos.
Los desafíos que enfrenta Cemex son comunes en toda la industria y otros importantes fabricantes de cemento y concreto, incluidos Breedon Group, Asia Cement y UltraTech Cement, han establecido objetivos similares para producir el llamado “concreto neutro en carbono”.
Sin embargo, es posible que Cemex tenga más dificultades que otras empresas, porque los códigos de construcción en Estados Unidos, uno de sus mercados más importantes, no permiten muchos ingredientes alternativos para el cemento que podrían reducir las emisiones.
Los escépticos de las promesas de la industria dicen que las empresas dependen en gran medida de la tecnología de captura de carbono que sigue sin estar probada y no es económica.
Además, sostienen, las empresas no pueden cumplir con sus objetivos de reducción de carbono sin la cooperación de reguladores, arquitectos, constructores y consumidores que permitan el cambio a procesos y materiales con menos carbono.
“Estamos hablando de algunos objetivos realmente muy ambiciosos para lo que podría decirse que es el sector industrial más difícil de descarbonizar”, dijo Gaurav Sant, profesor de ingeniería de la UCLA y director de su Instituto para la Gestión del Carbono.
“A la espera de importantes avances tecnológicos, no tengo claro cómo se van a cumplir”, añadió.
El compromiso de Cemex se aplica solo a su concreto no a su cemento. Pero cumplir los compromisos para el concreto implicará necesariamente importantes reducciones de emisiones en el proceso de fabricación de cemento, que produce la mayor parte de las emisiones de CO2 de la industria.
Cemex y otras empresas también planean utilizar programas de compensación para cumplir con sus objetivos. Esto implica inversiones separadas en proyectos que reduzcan emisiones, como plantaciones de árboles o centrales de energía solar, para compensar el carbono producido por las industrias contaminantes.
Sin embargo, Cemex dijo que la compensación representará solo una pequeña parte de las reducciones previstas.
El desafío central que enfrenta la industria del cemento refleja el mismo problema de todos los generadores de contaminación: reducir las emisiones sin reducir las ganancias.
El cemento se vende muy bien, después de todo, porque es relativamente barato. El crecimiento del sector también depende de la demanda de los países en desarrollo, donde los constructores no pueden permitirse materiales más costosos.
Cemex tiene un nuevo concreto llamado Vertua, elaborado con productos y procesos con menores emisiones que es vendido principalmente en Europa, pero cuesta hasta un 50% más, un incremento que, según la compañía, puede justificarse por tiempos de secado más rápidos que aceleran la construcción.
La cementera dice que puede cumplir con sus ambiciosos objetivos climáticos alimentando sus fábricas con energía renovable, tecnología de captura de carbono y combustibles alternativos en los hornos empleados en la fabricación de cemento.
Davidé Zampini, director de investigación y desarrollo de Cemex, dijo que la compañía está “bastante segura” de que puede cumplir o superar sus objetivos ambientales “si hacemos bien algunas tecnologías correctamente y realmente damos en el blanco”.
Esa confianza llevó a la compañía en junio a elevar su objetivo de reducción de emisiones para 2030 a un 40% desde el 35% anterior. Cemex dijo que planea gastar 60 millones de dólares anuales en ese esfuerzo.
Ejecutivos de Cemex reconocen, sin embargo, que el éxito depende de un mayor desarrollo de tecnología de captura de carbono y de regímenes regulatorios favorables en los países donde opera para fomentar el reciclaje de residuos y el uso de combustibles e ingredientes alternativos.
“Abogaremos activamente en nuestros mercados” por tales cambios regulatorios, dijo el director general de Cemex, Fernando González, en una presentación virtual en junio.
Presión creciente
Gobiernos e inversores de todo el mundo están presionando a las empresas para que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.
El magnate y activista climático Bill Gates recientemente puso el cemento en el centro de atención cuando lo calificó como el sector más preocupante en el esfuerzo por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El concreto es el material de construcción más popular en el mundo. Gran parte de sus emisiones de CO2 provienen de la producción de cemento, que constituye entre el 10% y el 15% de la mezcla típica de concreto.
Las emisiones comienzan con la extracción de materias primas como la piedra caliza y su trituración para prepararla para un proceso llamado calcinación.
Ese proceso, una gran fuente de emisiones de CO2, implica calentar las materias primas en enormes hornos, a menudo alimentados por carbón o gas natural, a temperaturas de hasta 1,450 grados centígrados.
El calentamiento produce bolas del tamaño de una canica conocidas como clínker, que luego son molidas y mezcladas con otros ingredientes para hacer el cemento.
Ejecutivos de Cemex dijeron que la compañía planea reducir las emisiones en parte mediante el uso de sustitutos del clínker que son derivados de otros procesos industriales, como el aceite de esquisto quemado o desechos de hornos de vidrio.
El plan es equipar eventualmente las plantas con tecnología de captura de carbono, que tiene como objetivo capturar las emisiones de la actividad industrial y almacenar el CO2 bajo tierra. Empresas petroleras también utilizan el carbono capturado inyectándolo en pozos para liberar crudo.
Las empresas de cemento y concreto a veces reciben ayuda de los gobiernos junto con la presión para reducir las emisiones. Cemex, por ejemplo, recibió recientemente 6.5 millones de dólares en subvenciones federales de Estados Unidos para desarrollar tecnología de captura de carbono.
Otras veces, los gobiernos ponen obstáculos a la descontaminación del negocio del concreto.
En México, donde Cemex tiene sus oficinas centrales, el presidente Andes Manuel López Obrador tiene otras prioridades. Su gestión fomenta el uso de crudo y gas de la petrolera estatal Pemex.
Su gobierno no se opone específicamente a las energías renovables, pero sus políticas favorecen a las empresas locales sobre las extranjeras, lo que ha ralentizado el desarrollo de las energías renovables.
Eso hace que sea poco probable que haya más energía renovable disponible o asequible para empresas como Cemex, aseveró Vicente Saisó, director de sostenibilidad de la empresa.
“Es una situación muy difícil que estamos enfrentando”, agregó. La oficina del presidente de México declinó hacer comentarios.
Restricciones en Estados Unidos
Ejecutivos de Cemex dijeron que sus planes para el concreto amigable con el clima también requerirían cambios regulatorios importantes en los códigos de construcción en Estados Unidos, que representa aproximadamente el 22% de sus ventas.
Los estándares y códigos de construcción para algunos proyectos estadounidenses pueden ser “completamente restrictivos”, afirmó Saisó.
Los ingredientes del concreto estadounidense suelen estar impuestos por los códigos de construcción locales y se basan en el cemento Portland, una variedad habitual desde el siglo XIX.
A menudo no se adaptan a las nuevas mezclas con menos emisiones de carbono que están desarrollando empresas como Cemex, dijo Saisó.
Funcionarios de la Asociación de Cemento Portland (PCA), con sede en Estados Unidos, afirmaron que apoyan los productos más respetuosos con el clima, pero citaron el temor a la responsabilidad civil como un obstáculo para que arquitectos e ingenieros los adopten.
Los expertos del sector afirman que los concreto fabricados con ingredientes más ecológicos son capaces de ofrecer la misma resistencia y seguridad que el cemento Portland.
A Cemex le resulta más fácil producir y vender productos de concreto más ecológicos en Europa, donde los impuestos sobre la energía y la contaminación en virtud del nuevo Acuerdo Verde de la Unión Europea fomentan un cambio hacia alternativas más limpias.
La Unión Europea también tiene un sistema de comercio de emisiones que esencialmente cobra a las instalaciones por emitir cantidades específicas de dióxido de carbono.
Ese tipo de regulación ha impulsado actualizaciones en las operaciones europeas de Cemex, incluido un horno más eficiente en su planta en Rudniki, Polonia, lo que resultó en una caída del 16% en las emisiones de dióxido de carbono desde 2018.
La compañía también tiene un límite más alto para sí misma en la región, con el objetivo de reducir las emisiones en un 55% para 2030.
“Una buena regulación que nos incentiva a seguir siendo competitivos en Europa y a impulsar nuestras reducciones de carbono es bienvenida”, dijo Andrew Spencer, vicepresidente de asuntos corporativos de Cemex Europa.
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Reuters
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