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Dice el refrán que perro viejo no aprende nuevos trucos, pero en el mundo de los negocios, las empresas consolidadas sí quieren aprender nuevas cosas. Para algunas, la clave no es esperar a que las ideas lleguen, sino comprar otras compañías que ya tienen eso que a las primeras les hace falta.
Organizaciones líderes en su sector, como el financiero o de construcción, han elegido esta opción. Crearon sus propios fondos de capital de riesgo (CVC, por su sigla en inglés) y a través de estos compran participación en empresas de base tecnológica, aprenden de ellas e integran esas soluciones a su core business, en la mayoría de los casos.
Es el caso de Cemex. En 2017 celebró su cumpleaños número 111 y ese mismo año la empresa de producción y venta de cemento estrenó Cemex Ventures, una nueva división dedicada a buscar e invertir en startups de base tecnológica que ofrezcan soluciones para la industria de la construcción.
“Cemex Ventures tiene como objetivo generar planteamientos, nutrir ideas e incubar, invertir y comercializar las soluciones más prometedoras buscando generar un cambio disruptivo en el ecosistema de la construcción y crear, a su vez, nuevas fuentes de ingreso para CEMEX”, dijo Fernando González Olivieri, director general de Cemex, en el comunicado de su lanzamiento.
Este departamento especializado en capital de riesgo ha invertido hasta el momento en dos empresas: Concrete Sensor, basada en Estados Unidos, que con ayuda del internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés)permite a los contratistas acelerar los tiempos de la obra a través de la utilización de monitoreo preciso y a tiempo real de la temperatura, humedad relativa y dureza de cualquier mezcla de concreto.
La segunda es StructionSite, otra estadounidense que hace recreaciones digitales mediante cámaras de 360 grados. Así digitaliza y documenta los avances de una obra mediante tecnología Computer Visión y Machine Learning que procesa, analiza y comprende las imágenes del lugar, con el fin de identificar elementos y evaluar avances. Esta solución promete generar ahorros en torno a un 60% del tiempo dedicado al cálculo de avances en una obra, una tarea que supone alrededor del 1.74% de los costos totales de una construcción.
El objetivo de Cemex es apostar por firmas que den soluciones innovadoras a necesidades de la compañía y de sus clientes.
“Tratan de resolver los puntos críticos de la industria de la construcción en cualquier fase de la cadena de valor y están formadas por un equipo sólido y con experiencia previa en la construcción”, respondió la empresa a EL CEO vía correo electrónico. También busca crear una nueva división que eventualmente pueda generar ingresos nuevos a la empresa.
El venture capital no es la única vía por la cual los grandes corporativos buscan acercarse a las startups. Lo hacen a través de aceleradoras o incubadoras, eventos de networking, ‘hackatones’, espacios de coworking o patrocinios.
“En México se hicieron ‘hackatones’, sponsoring y eventos. Eso está bien, pero yo creo que el paso que se necesita dar es hacia el CVC y hacia los compromisos financieros importantes”, opina el inversionista Fernando Lelo de Larrea, fundador del fondo de capital de riesgo, ALLVP.
Las razones por las que las empresas optan por invertir en startups pueden clasificarse como puramente financieras o estratégicas. Esta última tiene que ver con encontrar talento; aprender y ver tendencias del sector ó adelantarse a sus competidores para adoptar soluciones tecnológicas para su modelo de negocios.
La diferencia entre un fondo de inversión independiente y un fondo de capital de riesgo corporativo (CVC) es que el primero estará motivado principalmente por razones financieras, mientras que los segundos buscan un balance entre la parte financiera, pero importante más la estratégica.
“En el venture capital independiente, las decisiones las toman los socios exclusivamente con un objetivo de maximización de retorno financiero. En un Corporate VC, esas decisiones tienen siempre un tinte más allá del financiero”, añadió Lelo de Larrea. “Son dos mundos diferentes en términos de qué busca cada uno”.
Eric Pérez-Grovas, socio director de Jaguar Ventures, otro fondo de capital, considera que hay veces en las que los corporativos no son el mejor lugar para la creación de soluciones innovadoras, “por el ambiente tan institucional y porque no es el core bussiness de la compañía”.
Cemex no es la única que apuesta por integrar soluciones digitales en su negocio tradicional. A nivel local, algunas firmas han creado su propio departamento de capital de riesgo como Bimbo (Bimbo Ventures), Grupo Bursátil Mexicano (GBM Ventures) y Femsa (Femsa Ventures).
A nivel internacional hay cientos de ejemplos, como Google (Google Ventures), Samsung (Samsung Ventures), Ping An Insurance Group (Ping An Ventures), BMW Group (BMW iVentures), Pfizer (Pfizer Venture Investments) o Walt Disney (Steamboat Ventures).
También destacan Saudi Bsdic Industries (SABIC Ventures), Carterpillar (Caterpillar Ventures), Iberdrola (Iberdrola Ventures), Alibaba (Varios fondos), Tencent Holdings (Tencent Industry Win-Win Fund), Cathay Financial (Cathay Ventures), Intel (Intel Capital), Telstra (Telstra Ventures), Nippon Telegraph & Tel (NTT Docomo Venrtures) y Reliance Industries (GenNext Ventures).
En Estados Unidos, el 52% de las empresas top 100 del Forbes Global 500 ya están colaborando con los emprendedores. De estas, el 62% lo hace a través de fondos de venture capital corporativo, de acuerdo con un estudio publicado en 2016 por la escuela de negocios INSEAD y el fondo de inversión 500 Startups.
En México existen al menos 110 fondos de capital privado, capital emprendedor y de inversiones alternativas, agrupados en la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap).
El año pasado, los miembros de la asociación realizaron 96 operaciones que sumaron en conjunto 87 millones de dólares, aunque no hay cifras públicas sobre cuánto representa el Venture Capital Corporativo.
A diferencia de Estados Unidos, en América Latina, esta vía apenas comienza a tomar relevancia.
De acuerdo con la encuesta realizada por Prodem, la aceleración y la incubación son, sin embargo, las más comunes en América Latina, reuniendo casi la mitad de los casos, seguidas de los concursos y ‘hackatones’ y las alianzas o acuerdos de colaboración específicos con los emprendedores.
También existe cerca de un tercio de las iniciativas que cuentan con un fondo de riesgo, que expresa un compromiso de recursos financieros a más largo plazo.
“Sin duda, la aceleración del proceso de cambio tecnológico provocado por la transformación digital y la revolución 4.0 genera nuevos estímulos para que las grandes empresas se interesen en trabajar con los emprendedores”, dijo Hugo Kantis, director de Prodem, en su estudio Tendencias y desafíos del Corporate Venturing en América Latina.
“Las actividades implementadas por las grandes empresas son diversas y no existe un predominio absoluto de una fórmula de trabajo con startups. Inclusive, varias de ellas combinan un paquete variado”, destacó Kantis.
En 2015, Alberto Padilla visitó las oficinas de Grupo Bursátil Mexicano (GBM) con un solo propósito: hacer que los directivos invirtieran en su idea. El proyecto era crear una plataforma que permitiera a cualquier persona invertir en bienes raíces desde montos accesibles. Lo llamó Briq.mx.
Ese mismo año, el emprendedor había vendido su startup Aventones, dedicada a facilitar rides entre personas, a la francesa Bla Bla Car. Así que esta era la incursión de Padilla en el sector financiero.
El trato no se cerró de inmediato, fueron varias semanas de rebotar información, recuerda. Pero la espera valió la pena. GBM invirtió en su empresa y hoy por hoy es la líder en el segmento de crowdfunding o fondeo colectivo inmobiliario.
A la fecha suma 30 proyectos fondeados con recursos de 17,000 inversionistas registrados en la plataforma, con retornos que van del 14 al 20% anual sobre su monto inicial.
El empresario cree que GBM fue clave para lograr esos resultados, pues la compañía dejó claro que daría capital, apoyo en especie y pondría a su disposición sus capacidades de tecnología e inversiones para hacerla crecer.
“Desde el principio ellos nos dijeron que no buscaban un mecanismo de salida, sino la rentabilidad de la empresa. Eso para nosotros fue muy bueno. Y GBM en particular es raro, pero busca eso”, dijo Padilla.
GBM Ventures ha invertido en empresas relacionadas con el core business su matriz GBM, dedicada a las inversiones. Pero también lo hace en proyectos como Someone Somewhere, dedicada a la manufactura y venta de ropa de manufactura artesanal o Collective Academy, dedicada al sector educativo.
“Al invertir en startups, una empresa consolidada puede tener acceso a innovación, contribuir a desarrollarla y generar los puentes para crear alianzas comerciales que le permitan usarla y escalarla”, explicó Fernando Ramos, director de GBM Ventures.
Los grandes corporativos mexicanos están abiertos a acercarse a las startups. “Los ‘hackatones’, aceleradoras, incubadoras y pisos de coworking están bien”, dijo Lelo de Larrea, de ALLVP, “pero realmente el paso que se necesita dar es hacia el CVC y los compromisos financieros de largo plazo”.
Editora: Ilse Santa Rita | Reportero: Ángel Alcántara
Diseño y programación: Oscar Obregón y Daniel Vizcarra