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Reportera de Negocios
Citibanamex está por cumplir cuatro meses con un nuevo líder: Manuel Romo Villafuerte, quien en este tiempo ha llevado con sigilo casi absoluto la tarea de dirigir al tercer banco más grande de México, llevando en el portafolio la experiencia de un cuarto de siglo que lo respalda en el sector financiero y en las entrañas de la institución.
El bajo perfil de Romo, quien sucedió a Ernesto Torres Cantú, es una cuestión estratégica. Desde hace algunos años, la entidad ha tenido que sortear algunas dificultades que la movieron de su posición líder en el sector financiero. La cautela será la principal arma para reposicionarse.
El fraude de Oceanografía, denunciado por Citigroup a principios de 2014, marcó un antes y un después para Banamex en ese entonces, lo que lo llevó a sortear algunos obstáculos que afectaron no solo su operación, también su imagen.
El escándalo que provocó la naviera mexicana, señalada por fraude a servicios a Pemex, derivó en la renuncia del entonces CEO, Javier Arrigunaga.
Citigroup después tomó el control de su filial en México, lo que de alguna manera lo llevó a irse alineando con la estrategia general de Citi tras perder clientes medianos y pequeños, y en consecuencia, también una participación relevante en el mercado, dijo a EL CEO un analista del sector bancario que pidió el anonimato.
“Los escándalos de fraude provocaron que fueran demasiado cautelosos y que no buscaran retomar cuota de mercado rápido. Ahora, ya pasado el tiempo, puede ser que ya ‘hayan limpiado la casa’ y tengan ganas de hacerlo distinto”.
La táctica, de acuerdo con la fuente, consiste esencialmente en acercarse a clientes de banca corporativa, enfocándose en los de mayor calado, así como disminuir costos operativos para ser más eficientes.
Pero no es lo único. La estrategia de Citibanamex, el nombre formal del banco desde 2016, también tiene en la mira el impulso de productos de consumo como las tarjetas de crédito, en donde la entidad es reconocida a nivel global, un área en la que Romo tiene amplia experiencia.
“Hace que su perfil sea ideal para ayudar al banco a no seguir perdiendo participación de mercado y a estabilizar su negocio sin perder los esfuerzos del consumo”, dijo otra fuente anónima sobre cómo el directivo podría impulsar al banco.
Romo Villafuerte conoce las entrañas de Citibanamex. Es licenciado en Administración y maestro en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Se integró en 1991 a sus filas en el área de Banca Corporativa, donde fue promovido a director de Financiamiento Corporativo y Estructurado.
Ocupó del 99 al 2000 el cargo de director de Banca Corporativa y de 2001 a 2004 lideró los productos de Crédito Mayorista como director ejecutivo de Tarjetas de Crédito en 2005.
Desde abril de 2019 y hasta su nombramiento como director general del banco, ocupó un cargo más: el de director general de Productos y Segmentos para la Banca de Consumo en México.
Romo ha preferido no pronunciarse públicamente sobre los desafíos de Citibanamex y tampoco sobre el sector financiero en el contexto actual. Lo hizo por primera vez, en público, durante el anuncio de la edición 2020 de la Convención Bancaria.
Allí, en un desayuno con periodistas, dio destellos de su frente a la situación económica y política del país, como uno de los vicepresidentes de la Asociación de Bancos de México (ABM), al sustituir a Torres Cantú tras su ascenso como líder de la institución para América Latina.
“Hay mucha salud financiera en los bancos para poder atender con una mayor penetración el consumo normal y la inversión normal, tanto de empresas y de individuos”, dijo un Romo optimista.
En ese sentido, dijo que los bancos están “abiertos y dispuestos” a prestar y a contribuir con crédito a la actividad productiva y al consumo en el corto y largo plazo.
Para quienes sigan de cerca a Citibanamex, estos objetivos están en línea con las metas que persigue la casa global, Citi: tener a los clientes más grandes con una estructura de personal no tan grande como en otros países, y enfocarse en tickets promedio más elevados en donde la exigencia es mayor.
A diferencia de su antecesor, Ernesto Torres Cantú, quien mostraba una personalidad “más de choque”, Romo maneja un tono tranquilo, un perfil que Citibanamex no solo está tratando de evitar a fin de mostrar una cara “más amable”, asegura una de las fuentes consultadas que pidió reservar su identidad.
A través de él buscan generar confianza, de nueva cuenta, “que mantenga tranquilas las ordas internas respecto a esquemas de operación”.
Conocedor del manejo del banco, Romo se ha ganado el respeto al interior y siempre con movimientos discretos, justo la confianza que pretenden dar a la matriz.
“Romo es una persona con experiencia, que sabe del negocio y tiene bajo perfil, y eso es lo que el banco está buscando ahora, no destacar ni ser el ejemplo de lo que antes eran los bancos grandes; le conviene ir en sentido contrario”.
Michael Corbat, CEO global de la matriz de Citibanamex, fue un elemento clave antes de la transición directiva dentro del banco en México, un puente que sentó nuevas bases en la relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador y su administración.
En marzo de 2019, en una reunión con el primer mandatario, Corbat se comprometió a respaldar la agenda anticorrupción, eliminar el efectivo y contribuir al desarrollo del sureste del país en proyectos como el Tren Maya.
Pero Corbat no estaba solo. Ernesto Torres Cantú, aún como director general, planteó en el marco de los primeros tres meses del gobierno de AMLO la relevancia de observar la confianza y el nivel de aceptación de la nueva administración, como termómetro de la visión del cambio y clave para generar inversiones.
Detrás de los directivos hay un personaje esencial: Valentín Díez Morodo y quien preside el Consejo de Administración.
Conocido como el consejero de consejeros, fue uno de los artífices en 2013 de la venta de Grupo Modelo a la belga AB InBev por 20,100 millones de dólares. También fue una suerte de promotor y puente entre José Antonio Meade y los empresarios durante la carrera hacia la presidencia.
Díez Morodo tiene una presencia relevante en la vida empresarial mexicana; forma parte de los consejos de administración de las empresas más importantes de México. Su opinión es de peso y en tiempos de la cuarta transformación se ha mantenido entre el optimismo y la reserva.
Durante la transición de gobierno se dijo confiado por el avance del proyecto del ahora cancelado aeropuerto de Texcoco, y sobre la rifa del avión presidencial, el evento más reciente donde fue convocado un número importante de empresarios, mostró reservas. “Todo lo que sea por el bien del país, lo haremos. Nada más que cada quien seguirá el conducto que considere adecuado”, dijo a reporteros en el evento del Premio Nacional de Exportación.
Aunque la tecnología implementada en los servicios bancarios a los clientes es una de las prioridades de la banca en México, esta representa un punto de quiebre para Citibanamex y un desafío para el nuevo director.
Uno de los principales impactos de los cambios en el banco fue a nivel tecnológico, sobre todo por no contar con una infraestructura que lo respalde, comentó una fuente con conocimiento del proceso de transición del banco.
A diferencia de otras entidades, Banamex tiene en cada área operativa su propio sistema tecnológico, lo que lo coloca como un jugador con ventajas y desventajas frente a los clientes, la competencia y la industria.
Por un lado, en caso de sufrir un ataque cibernético, su sistema operativo permitiría que solo el área a donde va dirigido el ataque se vea afectada, dado que cada una de ellas tiene un sistema operativo distinto, lo que no ocurre en otras entidades bancarias.
El desarrollo del área tecnológica de Manuel Romo será otro reto fundamental. La cautela continuará siendo su mejor aliado mientras perfecciona los engranes de su área interna y también su imagen al exterior, ahora al ser uno de los principales bancos impulsores de la implementación del sistema Cobro Digital (CoDi), una iniciativa clave para impulsar la inclusión financiera del país y bandera del presidente López Obrador.
Itzel Castañares
Diseño: Cristian Laris