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Editora de Política
Cuatro meses después de que Sergio Suárez se convirtiera en director de Estrategia de Marinsa, a finales de 2015, las cosas en el sector petrolero se pusieron feas: el crudo cayó a su peor nivel en más de una década, el precio del dólar subió y el futuro de la Reforma Energética no lucía muy prometedor.
El sector petrolero en México se encontraba en el peor de los escenarios; padecía por la sobreoferta de hidrocarburos en Estados Unidos mientras los inversionistas tenían los ojos puestos en el potencial regreso de Irán al mercado, así como en la desorganización dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
En medio de eso, la reforma que por fin permitiría más competencia, llegaba tarde y tambaleándose.
Marinsa, ubicada en Ciudad del Carmen, Campeche, resentía la situación de primera mano. Dedicada durante décadas al mantenimiento y acondicionamiento de barcos camaroneros, cambió de giro en la década de 1970 tras el descubrimiento del pozo de Cantarell y entró en el negocio de la renta de embarcaciones.
“En febrero de 2016 nos llama Pemex y nos dice: de los 12 contratos que tienes de barcos loderos –el primer esfuerzo de Marinsa para entrar al mercado de servicios, con acondicionamiento y preparación para fluidos de perforación – nos vamos a quedar con cuatro y de esos, ‘échanos’ la mano y danos un descuento de 20% sobre la tarifa”, cuenta Suárez.
Para la empresa, la suspensión temporal del contrato con Petróleos Mexicanos fue un llamado de atención: tenían que diversificarse.
Marinsa trabajó el resto de ese año a marchas forzadas. Sin el dinero suficiente para mantener a toda su plantilla y honrar todos sus compromisos económicos, tuvieron que adelgazar su estructura y llegar a nuevos acuerdos con los armadores de barcos y proveedores locales, que les permitieran mantenerse en números negros.
“La crisis nos mostró que estar solamente en el negocio de embarcaciones es muy complicado”, explica el directivo.
En 2017, Marinsa estaba en vías de recuperación cuando se publicó la licitación de servicios para Pemex ‘Servicios de intervención y reparación de pozos en aguas someras’, que tradicionalmente se asignaba a alguna de las empresas internacionales líderes en el sector, como Halliburton o Schlumberger.
“Decidimos participar en alianza (con las empresas Maren Energy y Perforadora Central) y para nuestra sorpresa ganamos”.
A partir de ese momento, la firma comenzó a hacer obras de perforación en pozo para Petróleos Mexicanos.
Con el cambio de administración federal en 2018, la incertidumbre de las inversiones llegó al sector petrolero.
Una semana después de que Andrés Manuel López Obrador tomara protesta como presidente de México, se cancelaron los procesos de adjudicación de 37 áreas contractuales en campos maduros terrestres, así como en nueve bloques con recursos no convencionales considerados en las rondas 3.2 y 3.3 – parte de la Reforma Energética implementada en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
A mediados de diciembre, el presidente anunció un Plan Nacional para la Producción de Hidrocarburos que se centraría en fortalecer a Petróleos Mexicanos y a proveedores y contratistas nacionales para incrementar la producción de crudo.
“Tenemos esta meta de producir, a finales del sexenio, 2 millones 400,000 barriles diarios. Con eso es suficiente, manteniendo las reservas, porque el petróleo además de ser un recurso no renovable, pertenece también a generaciones futuras y no lo podemos nosotros explotar de manera irracional”, anunció López Obrador el 15 de diciembre en un evento en Ciudad del Carmen.
La meta del gobierno federal representa elevar el nivel de producción de crudo a un nivel que tocó por última vez en 2014, de acuerdo con cifras de Petróleos Mexicanos, e incrementar su producción actual en 41%.
En enero, apenas un mes después del relevo de administración, Pemex Exploración y Producción inició un proceso de contratación con modelos ‘llave en mano’, que entregó tras un proceso de invitación restringida.
Un contrato ‘llave en mano’ es donde el contratista se obliga frente a su contratante a concebir, construir y poner en funcionamiento una obra determinada que él mismo ha proyectado. Es decir, la empresa adquiere la responsabilidad total del proyecto.
Con este esquema “Pemex será el responsable de la ingeniería y la supervisión de los servicios. Así se planea ahorrar el 20% aplicando este tipo de contrato”, dijo el director general de la empresa, Octavio Romero Oropeza el 15 de diciembre.
Esta ambición de ahorro y de recuperar la producción petrolera benefició a Marinsa, pese a su corta experiencia con la perforación de ductos.
Petróleos Mexicanos reunió a varios de los jugadores de la industria nacional y les ofreció hacerse cargo del proyecto. Muchos lo rechazaron.
En este proceso, Marinsa – en alianza con Maren y Perforadora Central – presentó una oferta 30% más baja que la de su competidor y 35% más bajo que si lo hubiese hecho Pemex por su cuenta, asegura el director de estrategia de la compañía.
Así, la firma obtuvo un contrato por 250 millones de dólares en dos años para dejar listo el campo Xikin para las actividades productivas de Pemex.
Este es uno de los convenios más importantes que ha concretado. Y todavía puede crecer: debido a la estructura del contrato, tanto Grupo R– el competidor que se llevó otra parte del proyecto– como el consorcio liderado por Marinsa deberán competir en eficiencia para recibir la siguiente fase de trabajos.
Sin embargo, hay quienes ponen en duda la experiencia de la firma y los intereses detrás de la asignación del contrato.
Marinsa es una empresa de Grupo Cemza, de José Luis Zavala Solís, hijo de la exdiputada panista y excandidata priísta a una diputación local y de José Luis Zavala Navarrete.
La firma presuntamente se benefició durante el sexenio de Enrique Peña Nieto por su relación con directivos de Pemex Perforación y Servicios, dijo en febrero Marcos Vázquez Martínez, secretario del Comité Municipal del Movimiento Nacional por la Esperanza, de acuerdo con una publicación del portal Tribuna Campeche.
De acuerdo con Vázquez, la empresa se ha visto beneficiada por “contratos amañados” de Pemex.
En febrero, el barco ‘Caleta’ de Marinsa fue detenido por elementos de la Secretaría de Marina por presuntamente transportar huachicol. Sin embargo, dos días después la embarcación fue liberada, tras determinarse la inexistencia de pruebas.
El proyecto que realiza con Petróleos Mexicanos es para Marinsa una “buena idea de negocio”, pese a que los márgenes son menores al 10% de utilidad bruta antes de impuestos, debido a que tienen el control del contrato.
“Al ser proveedores de un contratista estaríamos sujetos a lo que el contratista quiera; si tenemos control del contrato, tenemos el control de los servicios” comenta Sergio Suárez.
Además, la firma quiere posicionarse con este gran proyecto para participar en nuevos contratos y, en el futuro, poder crecer. Por ello, aprovecha las ventajas que le da su ‘llave en mano’, así como aventurarse a la perforación de un campo maduro.
“La exploración no parte de cero, Pemex tiene un buen volumen de pozos con exploración primaria que no se han atendido”, considera Sergio Suárez, al explicar que uno de los factores por los que el consorcio puede comenzar trabajos tan rápido es porque existe una capacidad instalada que no está siendo utilizada actualmente en Xikin.
Este campo, ubicado a 31 kilómetros de Paraíso, Tabasco – donde el gobierno busca construir una nueva refinería – forma parte del proyecto de intervención de 20 campos maduros establecido en el Plan Nacional de Hidrocarburos.
Las reservas estimadas en Xikin están en el orden de 125 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, ubicados a una profundidad de entre 6,400 y 7,000 metros, de acuerdo con datos de Petróleos Mexicanos.
Este campo de aguas someras descubierto en 2015, así como los proyectos que en él se desarrollen, cobra mayor relevancia actualmente, puesto que Petróleos Mexicanos desistirá de sus proyectos en aguas profundas, de acuerdo con Ulises Hernández Romano, director de Recursos, Reservas y Asociaciones de Pemex Exploración y Producción (PEP).
Sin embargo, Marinsa admite que hubiera sido mejor una adjudicación directa, para poder utilizar las economías de escala.
“Si bien la operación se da en el mar, hay un buen volumen de servicios en tierra y en la comunidad”, dice Suárez.
La economía de Campeche, desde hace 40 años está ligada al sector petrolero. Por ello, durante los últimos años, a raíz de la caída de los precios del hidrocarburo y de la desaceleración de Pemex, la entidad incrementó sus niveles de desempleo.
“Hace dos años años nos decían ‘la isla fantasma’, la actividad económica era muy baja. Ahora ya ves cómo la economía camina, no solo en Carmen, sino en Paraíso”, dice Suárez, que prevé un impacto positivo con el nuevo auge que le dan los proyectos de Pemex a la región.
De acuerdo con sus estimaciones, el proyecto que ganaron generará cerca de 9,000 empleos indirectos y casi 4,300 millones de pesos en servicios locales. Además, espera que en los próximos años la industria regrese a los niveles que tuvo en 2015.
Adicionalmente, Marinsa tiene contemplado emitir deuda por 500 millones de pesos en el mercado privado en noviembre para financiar la compra de flota y capital de trabajo para proyectos de perforación, confirmó la empresa.
Por lo pronto, celebra la llegada de la plataforma Uxpanapa, que comenzó sus operaciones en los primeros días de julio, y espera el arribo de una segunda, proveniente de China, para comenzar a cumplir sus compromisos con Pemex.
Reportera: Andrea Deydén
Diseño y programación: Cristian Laris