AMLO y Santiago Nieto Castillo, de la UIF

6 de marzo 2020 | 9:48 am

Cada vez que algo rebasa al presidente López Obrador, este se ve obligado a echar mano del vasto inventario de cajas chinas que el expresidente Peña Nieto generosamente puso a su disposición, las cartas de Lozoya, Robles y algunos empresarios ya fueron arrojadas sobre la mesa y no dudo que su equipo tiene listos expedientes contra la mitad más uno del gabinete peñista, en una de esas en el Servicio de Administración Tributaria, en la Fiscalía General de la República y en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) tienen categorizadas las investigaciones por orden alfabético.

Peor aún, el hecho de que el presidente haya optado por equipar sus conferencias mañaneras a una política pública de comunicación le generó un riesgo innecesario; a últimas fechas casi no hay día en el que el presidente no cometa un error garrafal, lo cual le ha generado una caída en su popularidad del 79.5% al 57.1% y/o del 78% al 59%, dependiendo de la encuesta que se lea, y con las elecciones intermedias a la vuelta de la esquina.

Así las cosas, y mientras hacemos sesudos análisis para pronosticar a consecuencia de que escándalo el presidente se vería obligado a usar la madre de todas las cajas chinas, la del expresidente Peña Nieto, el presidente López Obrador está echando mano de una peligrosa herramienta: los pseudoperiodistas que asisten a sus conferencias mañaneras dirigidos por uno de sus hombres más cercanos, el encargado de planear y ejecutar su campaña de propaganda negra.

El 4 de marzo presenciamos uno de los capítulos más vergonzantes del gobierno de la cuarta transformación y, sin darnos cuenta tal vez, vivimos varios minutos de peligro. Esa mañana, Marco Antonio Olvera le preguntó al presidente y Santiago Nieto si la UIF investigaría al expresidente Felipe Calderón, Margarita Gómez Del Campo, Fernando Blaunzarán, Margarita Zavala, Denise Dresser, Víctor Trujillo e incluso a Frida Guerrero, una de las más visibles activistas de la marcha #UnDíaSinNosotras programada para el 9 de marzo, a quien acusó de estar financiada por George Soros.

El operador del presidente abrió una puerta que debía mantenerse cerrada, el impedir el uso con fines de control político a la UIF, y aunque Nieto dio una respuesta más o menos institucional quedó en el ambiente una sensación de inseguridad, para nadie pasó desapercibida la amenaza ya que se sabe que este individuo, señalado como un operador de René Bejarano, no hizo otra cosa más que hacernos saber lo que piensa el propagandista del presidente.

En lo personal le hubiera aplaudido a rabiar a Santiago si hubiera respondido con un rotundo “la UIF no es una herramienta para politiquerías” o un “vaya usted al carajo” pero no, Santiago es un funcionario público que sabe debe conducirse con decoro; sin embargo el titular de la UIF no está tomando en consideración la gravedad de que los medios extranjeros, esos que no se sienten intimidados por el tremendo poder del presidente de México, han señalado los excesos del régimen.

Para muestra está el artículo de Mary Anastasia O’Grady publicado el 24 de febrero de 2020 en el Wall Street Journal en el que señaló que Andrés Manuel López Obrador “usa el terror para doblegar empresas y oponentes con la Unidad de Inteligencia Financiera”, percepción que es demoledora ya que encaja perfectamente en el concepto de Lawfare o el uso del Derecho como una arma política y esta puede llegar a ser la caja china más peligrosa del presidente.

Quisiera creer que Santiago pensó para sus adentros que esto ya llegó demasiado lejos, que la UIF está diseñada para perseguir a criminales, que la UIF no es la otrora Dirección Federal de Seguridad del PRI, que en vez de estar ahí debería estar en su oficina continuando sus investigaciones contra tratantes de personas, quisiera creer que Santiago sabe que lo que hicieron está mal, a muchos niveles.

Quisiera creer que todo esto pasó por la mente del todopoderoso titular de la UIF, pero también estoy seguro de que recordó que la candidatura para ocupar un lugar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la candidatura para la gubernatura de Querétaro están a la vuelta de la esquina.

El presidente insiste en que “ellos” no son como los “otros” y tiene razón, los “otros” no se atrevieron a tanto.

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