20 de agosto 2021 | 1:20 pm
La primer Oferta Pública Inicial (OPI) moderna ocurrió en marzo de 1602. Dutch East India Company, una empresa mercantil que comercializaba entre Europa y Asia desde especias hasta esclavos, emitió bonos y acciones al público general en la Bolsa de Valores de Ámsterdam, mismos que se podían cambiar de mano en mano.
Desde ese momento y hasta la actualidad, miles de empresas han tomado este camino como una forma de levantar capital para continuar su crecimiento y proporcionar un mecanismo de liquidez a los inversionistas existentes.
OPI, un mecanismo de salida
El OPI no solamente es un mecanismo óptimo para empresas tradicionales, también lo han empleado empresas tecnológicas como las startups.
Desde 1980 hasta 2019 ha habido 8,775 OPI en Estados Unidos, de las cuales 3,431 han sido de empresas respaldadas por inversión de venture capital (VC) y 1,160 de private equity. Del total, 3,176 fueron empresas de tecnología.
Las OPI respaldadas por capital de VC se han incrementado en los últimos años. En la década de los 80 hubo 514 respaldados de 2,027; en los 90, 1,788 de 4,470, y de los años 2001 a 2020, 1,167 de un total de 2,258 empresas.
El desempeño de las OPI maximiza las valuaciones en un inicio para los VC
Del total de OPI entre 1980 al 2020, el retorno de la acción durante el primer día de cotizaciones fue de 17.9%, y 24.4% de retorno promedio en un periodo de tres años (estrategia buy and hold).
En contraste, en este mismo periodo, las OPI respaldados por capital de VC tuvieron un rendimiento de 26.5% el primer día de cotizaciones y 30.1% en un periodo de tres años, superior al promedio de mercado.
Esto se debe a que las startups respaldadas por fondos de VC son de base tecnológica, implementan modelos de negocios disruptivos y tienen una cultura empresarial dinámica, agresiva, flexible, de empoderamiento y de alto desempeño.
Sin embargo, a pesar de tener un retorno significativo, muchos de los unicornios que hoy están listados no son rentables. Si se comparan con los datos de rentabilidad de décadas pasadas, las nuevas startups parecen incluso peores de lo que ya se ha señalado.
Alrededor del 10% de las empresas emergentes unicornio son rentables, mucho menos que el 80% de las empresas emergentes fundadas en la década de 1980 que eran rentables, según el análisis de Jay Ritter.
México (comparativamente)
En comparación, las salidas en mercados de capitales emergentes son más limitadas. Tomemos como ejemplo a México, que en los últimos 11 años ha tenido alrededor de 31 OPI de empresas y ninguna de ellas ha involucrado empresas respaldadas por fondos de venture capital. La mayor parte de estas empresas listadas llevan ya mucho tiempo en el mercado o bien son empresas extranjeras.
Entre las razones por las que una OPI no es una opción de financiamiento para las startups es que, por una parte, el mercado de emprendimiento es nuevo en México. Luego, el mercado de capitales tiene pocos participantes y su liquidez es limitada. Los grandes capitales invierten fuera del país y para un mayor volumen de personas ni siquiera ahorrar es un opción.
Por ello, en recientes fechas empresas como Lala, IENOVA y Pochteca han publicado su intención de deslistarse de la BMV.
Al final, ya sea con rentabilidad o no, un hecho innegable es que el crecimiento de las startups beneficia al desarrollo económico de los países. Puede que por más de diez años Amazon haya dependido casi en su totalidad de capital externo, pero hoy en día es una empresa pública con una capitalización de mercado de 1.8 billones de dólares y 386,000 millones en ingresos, al cierre de 2020.
Así, pasó de emplear 56 personas en 2011 a más de un millón de personas en 2020, en todo el mundo. Ha permitido además historias de crecimiento patrimonial como la de Mary and Larry, unos de los primeros inversionistas en Amazon en 1997.
La inversión en venture capital es fundamental en la creación y desarrollo de nuevas empresas, esto permite desarrollar tecnología, generar modelos de negocio que preparan a las generaciones en el futuro que vendrá, contribuyendo al desarrollo del país.
Además, desarrollar el mercado de capitales como introducción a las inversiones es de suma importancia para acelerar el crecimiento de estas empresas. Con esto se fomenta una cultura de inversión y se comparte la riqueza generada con el gran público inversionista.
“An IPO is like a negotiated transaction – the seller chooses when to come public – and it’s unlikely to be a time that’s favourable to you.”
— Warren Buffett
*Héctor Shibata es profesor en el EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey y director de Inversiones de AC Ventures, un fondo corporativo de venture capital donde es responsable de liderar los procesos de inversión en startups y fondos, y administrar el portafolio. Ejerce la clase del MBA de Financiamiento para el Emprendimiento. Participó en una startup fintech y ocupó cargos previos en private equity y en banca corporativa y de inversión en México y Nueva York.
Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.
Héctor Shibata también escribió sobre:
Ser emprendedor: ¿solo o en equipo?
Los copycats como fuente de generación de startups exitosas en VC
La profesionalización del venture capital en mercados emergentes
El ecosistema emergente de venture capital
Los cimientos del éxito: de inversión de venture capital a OPI
Héctor Shibata
hector.shibata@arcacontal.com
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20 de agosto 2021 | 1:20 pm
La primer Oferta Pública Inicial (OPI) moderna ocurrió en marzo de 1602. Dutch East India Company, una empresa mercantil que comercializaba entre Europa y Asia desde especias hasta esclavos, emitió bonos y acciones al público general en la Bolsa de Valores de Ámsterdam, mismos que se podían cambiar de mano en mano.
Desde ese momento y hasta la actualidad, miles de empresas han tomado este camino como una forma de levantar capital para continuar su crecimiento y proporcionar un mecanismo de liquidez a los inversionistas existentes.
OPI, un mecanismo de salida
El OPI no solamente es un mecanismo óptimo para empresas tradicionales, también lo han empleado empresas tecnológicas como las startups.
Desde 1980 hasta 2019 ha habido 8,775 OPI en Estados Unidos, de las cuales 3,431 han sido de empresas respaldadas por inversión de venture capital (VC) y 1,160 de private equity. Del total, 3,176 fueron empresas de tecnología.
Las OPI respaldadas por capital de VC se han incrementado en los últimos años. En la década de los 80 hubo 514 respaldados de 2,027; en los 90, 1,788 de 4,470, y de los años 2001 a 2020, 1,167 de un total de 2,258 empresas.
El desempeño de las OPI maximiza las valuaciones en un inicio para los VC
Del total de OPI entre 1980 al 2020, el retorno de la acción durante el primer día de cotizaciones fue de 17.9%, y 24.4% de retorno promedio en un periodo de tres años (estrategia buy and hold).
En contraste, en este mismo periodo, las OPI respaldados por capital de VC tuvieron un rendimiento de 26.5% el primer día de cotizaciones y 30.1% en un periodo de tres años, superior al promedio de mercado.
Esto se debe a que las startups respaldadas por fondos de VC son de base tecnológica, implementan modelos de negocios disruptivos y tienen una cultura empresarial dinámica, agresiva, flexible, de empoderamiento y de alto desempeño.
Sin embargo, a pesar de tener un retorno significativo, muchos de los unicornios que hoy están listados no son rentables. Si se comparan con los datos de rentabilidad de décadas pasadas, las nuevas startups parecen incluso peores de lo que ya se ha señalado.
Alrededor del 10% de las empresas emergentes unicornio son rentables, mucho menos que el 80% de las empresas emergentes fundadas en la década de 1980 que eran rentables, según el análisis de Jay Ritter.
México (comparativamente)
En comparación, las salidas en mercados de capitales emergentes son más limitadas. Tomemos como ejemplo a México, que en los últimos 11 años ha tenido alrededor de 31 OPI de empresas y ninguna de ellas ha involucrado empresas respaldadas por fondos de venture capital. La mayor parte de estas empresas listadas llevan ya mucho tiempo en el mercado o bien son empresas extranjeras.
Entre las razones por las que una OPI no es una opción de financiamiento para las startups es que, por una parte, el mercado de emprendimiento es nuevo en México. Luego, el mercado de capitales tiene pocos participantes y su liquidez es limitada. Los grandes capitales invierten fuera del país y para un mayor volumen de personas ni siquiera ahorrar es un opción.
Por ello, en recientes fechas empresas como Lala, IENOVA y Pochteca han publicado su intención de deslistarse de la BMV.
Al final, ya sea con rentabilidad o no, un hecho innegable es que el crecimiento de las startups beneficia al desarrollo económico de los países. Puede que por más de diez años Amazon haya dependido casi en su totalidad de capital externo, pero hoy en día es una empresa pública con una capitalización de mercado de 1.8 billones de dólares y 386,000 millones en ingresos, al cierre de 2020.
Así, pasó de emplear 56 personas en 2011 a más de un millón de personas en 2020, en todo el mundo. Ha permitido además historias de crecimiento patrimonial como la de Mary and Larry, unos de los primeros inversionistas en Amazon en 1997.
La inversión en venture capital es fundamental en la creación y desarrollo de nuevas empresas, esto permite desarrollar tecnología, generar modelos de negocio que preparan a las generaciones en el futuro que vendrá, contribuyendo al desarrollo del país.
Además, desarrollar el mercado de capitales como introducción a las inversiones es de suma importancia para acelerar el crecimiento de estas empresas. Con esto se fomenta una cultura de inversión y se comparte la riqueza generada con el gran público inversionista.
“An IPO is like a negotiated transaction – the seller chooses when to come public – and it’s unlikely to be a time that’s favourable to you.”
— Warren Buffett
*Héctor Shibata es profesor en el EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey y director de Inversiones de AC Ventures, un fondo corporativo de venture capital donde es responsable de liderar los procesos de inversión en startups y fondos, y administrar el portafolio. Ejerce la clase del MBA de Financiamiento para el Emprendimiento. Participó en una startup fintech y ocupó cargos previos en private equity y en banca corporativa y de inversión en México y Nueva York.
Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.
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