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20 de junio 2022 | 8:00 am

La Reserva Federal mostró su músculo y va con todas las herramientas a su alcance para controlar la alta inflación o al menos eso se percibió en su última decisión de política monetaria en la que elevó la tasa de referencia a 75 puntos base.

Si bien, el banco central más importante del mundo reiteró que no busca provocar una recesión e intentará que sea un “aterrizaje suave”, reconoce que se podría moderar el ritmo de crecimiento económico. 

No es la primera vez que Estados Unidos se enfrentaría a una eventual recesión económica, pero en esta ocasión los antecedentes que la pueden provocar son atípicos: la pandemia del COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania. 

Entonces, ¿qué hace diferente la situación actual a otros episodios recesivos en el país norteamericano?

El consumidor estadounidense.

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Aunque la confianza de los consumidores no ha dejado de caer desde agosto de 2021 y en el último dato se desplomó a un mínimo histórico, el gasto de los hogares se mantiene robusto. 

Controlan mejor sus deudas y ahorran más

Una de las lecciones que aprendieron los estadounidenses tras la crisis financiera de 2008-2009 fue el peligro de tener demasiadas deudas.

Como resultado, han reducido sus obligaciones hasta el punto de que los pagos de la deuda representan solo el 9% de los ingresos disponibles, frente al récord de más del 13% en 2007.

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El nivel de ahorro también está en récords, favorecidos por los estímulos fiscales y monetarios durante 2020-2021, lo que le da margen para suavizar de forma importante sus decisiones de gasto.

Sobre el consumo de energía y alimentos como parte de la renta disponible también es históricamente bajo.

La gasolina y otros combustibles, bienes que lideran los aumentos de la inflación en los últimos meses, representan solo el 2.9% del gasto de los estadounidenses, la mitad de lo que era a finales de los años 70 y principios de los 80. 

En la década de los 60, los estadounidenses dedicaban entre el 15% y el 19% de su renta disponible en alimentos. Ahora es el 7.6%.

Así, con los recientes indicadores, el consumo privado durante el segundo trimestre podría alcanzar una expansión cercana al 4.0%, lo que implicaría ser uno de los mejores trimestres de las últimas décadas. 

¿Cómo ayudarían a mitigar la recesión?

El gasto de los consumidores representa cerca de dos tercios de la economía estadounidense, y si se mantiene firme, impedirá que la economía caiga en recesión. 

Con ello, los hogares estadounidenses están mejor posicionados que en anteriores recesiones, y dado que otros rubros como la inversión privada sigue aumentando para incrementar sus inventarios, un episodio recesivo de la economía, en caso de presentarse, sería probablemente de corta duración y limitado alcance. 

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Otras buenas razones para esperar que sea leve es porque los bancos están bien capitalizados y el mercado laboral sigue estando ajustado. 

Una recesión menos negativa 

La época de los 70 fue con una economía estructuralmente rota, en la que el crecimiento de la inflación nunca cedió porque la confianza (las expectativas) en la estabilidad de precios estaba profundamente dañada, por múltiples errores en materia de política monetaria y fiscal. 

La Fed ya reconoció el error de la transitoriedad y la administración del presidente Joe Biden está consciente del papel de la política fiscal. A menos de que se vea una injerencia política muy fuerte en las decisiones, este escenario podría ser descartado y en caso de presentarse, también sería de corta duración. 

Aunque la economía global va camino a una tormenta perfecta, en la que Europa, China y Estados Unidos podrían entrar en crisis al mismo tiempo, todavía hay la esperanza de que en caso de materializarse, esta sea mucho menos negativa que otros episodios de contracción.

 

*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.

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