7 de marzo 2020 | 4:50 am

Con motivo del 8 y 9 de marzo, EL CEO invita a mujeres empresarias, analistas y líderes en su campo a compartir una reflexión sobre el Día Internacional de la Mujer y el movimiento #UnDíaSinNosotras.

Por: Marcela Muñoz                                                                                                             Fundadora de Equidad Financiera

La mañana del jueves 5 de marzo desperté con un tuit en mi cuenta (@eqfinaciera) que decía: “En lugar de hacer un paro el 9 de marzo, las mujeres deberían ser productivas contribuir de forma significativa a la economía. Deberían hacer una huelga al estilo japonés y ponerse a producir en lugar de quedarse en sus casas”.

El tuit provenía de un hombre joven, fan del futbol, con residencia en el norte del país. Pero dejemos hasta ahí la descripción y permitamos que la mente del lector por asociación termine de completar el perfil de tan proactivo muchacho.

Esa semana estaba preparando datos duros sobre lo que las mujeres aportamos a la economía con el objetivo de hacer visible lo invisible, en el marco de una conferencia para mujeres en conmemoración del 8 de marzo, por lo que tenía suficientes datos a la mano para aclarar, en dos tuits, las dudas del ‘muchachito’.

Pude haberle dicho simplemente que el trabajo no remunerado de las mujeres en México representa, aproximadamente, el 23% del PIB o que se estima que el paro #UnDíaSinNosotras del 9 de marzo signifique una pérdida económica de aproximadamente 0.1% del PIB anual.

Si bien como economista estoy acostumbrada a justificar mis argumentos con datos, desafortunadamente, como mujer también he tenido que echar mano de esta estrategia para ser medio escuchada. Solo que en esta ocasión no estaba dispuesta a tener que justificar mi punto de vista una vez más. Así que dejé que la conversación terminara por sí misma.

No obstante, dicha situación tuvo eco en mi interior y en cuestión de minutos vinieron a mi mente diversas reflexiones.

En primera instancia, mis ideas se concentraron en la pésima necesidad que una mujer le tenga que ir a contar a otras mujeres lo que su trabajo remunerado y no remunerado representa en la economía.

Según la ONU, en México las mujeres realizan aproximadamente el 77% del trabajo no remunerado que representa el 23.3% del PIB y  también, de acuerdo a la ONU, las mujeres en países en desarrollo dedican entre una y tres horas más al cuidado del hogar que los hombres. En tanto que las mujeres dedican entre dos y 10 veces más tiempo al cuidado de los hijos que los hombres, de esta manera las mujeres casi no tenemos tiempo para el ocio, esparcimiento y desarrollo personal.

En verdad, ¿tengo que ser la que vaya y le diga a las mujeres eso que ya es más que evidente en sus vidas? ¿No debería mejor ir a generar más consciencia con los hombres y mostrarles lo que los datos duros señalan así como las condiciones de desventaja económica real en la que nos encontramos como mujeres?

Bajo un sistema económico, donde el tiempo es dinero, el hecho que una mujer tenga que dedicar más de 1,000 horas a amamantar por cada hijo que tenga y donde deba aportar entre tres y cinco horas diarias de su día al menos al cuidado de los otros, la desventaja económica por falta de tiempo productivo en primera instancia es amplia.

A lo anterior se suman muchas ideologías y tendencias culturales que aún persisten en el sistema laboral que conllevan a que exista una brecha salarial la cual en México. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sólo el empleo formal es del 15%, lo cual compara positivamente con el promedio de 23% a nivel mundial. Sin embargo, no habría que cantar victoria, el dato positivo se torna negativo en cuanto se considera al sector informal ya que la brecha salarial bajo esta premisa asciende a 45%.

En México, aproximadamente, cuatro de cada 10 mujeres pertenecen a la Población Económicamente Activa, siendo una de las proporciones más bajas de los países de la OCDE. Lo anterior se debe a la falta de redes de apoyo sociales, familiares así como legislativas e instancias oficiales que apoyen a las mujeres con el cuidado de los hijos para que ellas puedan incorporarse al sistema económico formal.

Contestando a mi segunda reflexión, ¿quién debería de tomar responsabilidad de la injusticia de que el trabajo en el hogar sea visto como inherente a las mujeres y una aportación a la economía familiar por el amor que las mujeres profesan a sus maridos, sus familias y sus hijos?

Sí, en parte mis colegas los economistas, esos hombres que en su visión de hombre económico y única mirada de la forma en la que es el mundo siglos atrás cuando realizaron sus grandes aportaciones al pensamiento económico, se les “olvidó” que el cuidado del hogar representaba un trabajo y que el costo de éste podría resultar bastante elevado.

¿A cuánto asciende el sueldo de una empleada doméstica de tiempo completo, más una niñera, más un chofer, más una compradora, más una dama de compañía, sólo por enumerar algunos de los roles que las mujeres jugamos en el hogar, al mes?

Sería incosteable para muchos hombres el poder acceder a una esposa si lo contabilizamos de esa manera. “Mejor dejemos que las mujeres por amor nos entreguen sus mejores años productivos regalados”. En el mejor de los casos, las mujeres harán este intercambio gustosamente. En el peor de los casos, ni siquiera se les asegurará una vida sin violencia y es que, desafortunadamente, en un sistema capitalista todo aquello que no produce dinero es considerado como no valioso.

Dando respuesta al muchacho de Twitter, claro, las mujeres podríamos aumentar nuestra productividad, ¿de qué manera? En primera instancia si no tuviéramos que preocuparnos por nuestra seguridad.

El hecho de vivir bajo la premisa de que nuestras vidas corren peligro requiere que como mujeres: Dejemos de salir en mayor proporción, evitemos el uso de transporte público, cambiemos nuestros hábitos de consumo y tengamos la mente ocupada con sobrevivir más que en crear proyectos más grandes.

Las mujeres necesitamos de redes de apoyo, instituciones y legislaciones que, efectivamente, velen por nuestros más altos intereses y derechos. Finalmente necesitamos hacer una transición en términos sociales y económicos donde podamos vivir de una forma más equitativa donde comprendamos las necesidades y derechos de las mujeres. La sociedad está llamada a evolucionar y dejar atrás tendencias que no nos benefician en conjunto.

El paro de #UnDíaSinNosotras es necesario, justamente, para generar conciencia sobre lo que las mujeres aportamos a la sociedad.

Sobre la autora:

Marcela Muñoz es una mujer no convencional, que en 2018 decidió fundar Equidad Financiera. Decidió estudiar economía para contribuir de alguna manera al desarrollo económico de México. Tiene más de 12 años de experiencia en finanzas bursátiles, pero sobre todo tiene como misión apoyar a las mujeres compartiendo el conocimiento adquirido para que todas logren un mayor empoderamiento económico y construyan la vida que se merecen.

Este texto es un blog de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.

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