10 de abril 2019 | 5:00 am

Durante los cuatro primeros meses de su administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dictado gran parte de la agenda de los medios de comunicación con sus conferencias matutinas.

En estos eventos, realizados en el Palacio Nacional a primera hora de la mañana, el mandatario ha presentado sus estrategias de seguridad, de combate al robo de combustible y de educación; también ha compartido su opinión sobre diversos temas de la vida nacional y resuelto decenas de preguntas de periodistas y comunicadores.

Como parte de la serie Detrás de las ‘mañaneras’ de AMLO, EL CEO analiza el manejo del lenguaje y personalidad del mandatario durante sus encuentros con medios.

A caballo entre dos épocas

Las conferencias del presidente están construidas a partir de una narrativa de rompimiento, en el que se dibuja un pasado ‘neoliberal’ que abarca alrededor de tres décadas, un pasado inmediato y un futuro, donde habrá cambios, explica Martín Echeverría Victoria, profesor investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Es constante la manera en la que van para atrás y dice lo mal que se hacían las cosas antes, para ir al presente

Martín Echeverría

Esta narrativa de ruptura representa una ventaja para López Obrador, que se caracteriza por un fuerte culto a la persona y por asumirse como un agente de cambio.

“Es muy efectiva porque lo que hace es acentuar las diferencias entre el proyecto que él encabeza y las otras posiciones ideológicas del país”, considera Dolly Espinola, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.

Entre las palabras que más utiliza el presidente están “hoy”, “dar”, “ver” y “problemas”, muestra el análisis estenográfico de sus conferencias matutinas elaborado por EL CEO. Sin embargo, los analistas consideran que la fuerza de sus mensajes radica en términos claves.

“Los términos que usa tienen un éxito por la reiteración de ciertas palabras: conservadores, fifís, amor y paz, etcétera. Son cosas que se han escuchado a lo largo de dos décadas y se han vuelto casi una jerga política”, considera Espinola.

El presidente también repite constantemente términos que estuvieron en su eslogan de gobierno, como Cuarta Transformación, neoliberalismo o combate a la corrupción, lo que le permite generar valores y una marca, explica José Luis Estrada Rodríguez, secretario general de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas.

“Durante la mañana, a las 7 de la mañana empiezan los noticieros de radio, televisión y transmedia; es decir en las redes sociales. Ahí atrapa la atención de los ciudadanos que se disponen a salir a trabajar, se llevan una ración informativa que construye una idea de lo que está sucediendo, posteriormente en la gira a la hora de la comida, en los mismos noticieros; se refuerza el mensaje”, señala.

“Hay un esfuerzo del presidente de educar a su público, en este caso los periodistas, en su doctrina. El punto es repetirla una y otra vez para educar en las coordenadas políticas de su proyecto”, dice Echeverría, quien considera que los discursos de López Obrador son “moralizantes, cargados de valores, de ideales y de elementos ideológicos”.

Estilo de liderazgo

López Obrador destaca como un líder activo, confiado y generoso, de acuerdo con la herramienta de inteligencia artificial Watson, de IBM.

La plataforma analizó las 66,312 palabras que ha pronunciado el mandatario en sus conferencias matutinas, sin considerar las respuestas que ha dado a la prensa – es decir, solo sus exposiciones iniciales antes de las rondas de preguntas y respuestas – y lo catalogó como una persona asertiva que “tiende a expresarse y a hacerse cargo de las situaciones, y se encuentra cómodo liderando grupos”.

López Obrador también destaca por ser alguien “que cumple con su deber”, apegado a las reglas, con un gran deseo de estabilidad y con preferencias por “actividades con un propósito más grande que el solo deleite personal”, revela Watson.

Sobre los rasgos de personalidad del mandatario, la herramienta de IBM lo considera responsable (97%), extrovertido (97%), amable (74%) y medianamente abierto a experiencias (59%). Además, lo cataloga como un hombre estable (88%), poco práctico (44%), con un deseo de autotrascendencia (57%) y poca necesidad de libertad (37%) y de desafío (26%).

En el rubro analizado donde López Obrador sacó un menor porcentaje fue en su capacidad de apertura al cambio, donde solo obtuvo 10 de 100 puntos posibles.

Este análisis presenta poca variación con los discursos de la toma de protesta del mandatario el 1 de diciembre de 2018 en el Congreso de la Unión y en el Zócalo de la Ciudad de México.

¿Mensaje agotado?

El imaginario sobre López Obrador, construido a partir de sus palabras y sus discursos, es una forma de comunicación poco explorada en el contexto político mexicano, que no acostumbra a tener una figura presidencial en constante comunicación con la prensa, explica Martín Echeverría.

“El objetivo (de las conferencias matutinas) no es informar, es ritual: quiere que el público lo vea”, considera el especialista.

Por ello, considera que aunque los encuentros del mandatario federal con la prensa se agoten en el plano informativo, en el plano ideológico seguirán frescas.

“No se agota porque funciona como un definidor primario – es decir, sienta los términos para la discusión de los temas a lo largo del día—; no es que siempre ponga la agenda, sino que los temas que se tocan se pronuncia al respecto y los interlocutores hacen eco de sus posicionamientos”, explica.

Por otra parte, Dolly Espinosa se muestra menos optimista sobre el futuro de los encuentros diarios entre la prensa y el presidente: “Mi pronóstico es que el modelo no resiste mucho más tiempo porque en unos meses los grandes temas se habrán agotado”.

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